En este artículo, de una forma muy concreta, se hablará de un tema, un poco técnico, pero muy importante en lo que respecta al Arte de la Guerra y la Ciencia Militar, y estos son los niveles de la guerra. En el mundo militar, permiten desarrollar una planificación conveniente para efectuar una correcta identificación de los objetivos de la guerra y una correcta distribución de los medios para cumplirlos.

En el Siglo XIX, se concibió que para analizar las guerras era conveniente diferenciarlas según lo que denominaron niveles, haciendo esta diferencia sobre los fines y medios de cada nivel. Así, en un principio se pensó que existían tres niveles: el estratégico, que fijaba los objetivos; el operacional, que trataba de las maniobras y de la logística de las tropas en un teatro, para prepararlas en la mejor posición para el enfrentamiento; y el táctico, que trataba de los enfrentamientos de las fuerzas en presencia (Moloeznik, 2018).

Sin embargo, en el Siglo XX, quedó claro que la estrategia no sólo trataba sobre sus medios legítimos violentos, sino que también comprendía a todos los componentes del poder nacional (Moloeznik, 2018). De allí que los niveles de guerra quedaran metodológicamente divididos en el nivel estratégico general, nacional, estratégico político o gran estrategia; el nivel estratégico militar; el nivel operacional y el nivel táctico (De Vergara & Kenny, 2011). De esta clasificación, surge que los dos primeros niveles enunciados son de dirección de esfuerzos y los dos últimos tratan de planeamiento y ejecución.


Nivel político

El primero de ellos es el estratégico general, nacional, estratégico político, la estrategia de este nivel se conoce como estrategia geopolítica, gran estrategia o nivel político. Este corresponde a las decisiones políticas de la guerra y es el nivel más importante, pues la guerra “no es solo un acto político sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas con otros medios” (Clauzewitz, 2015). Por ello, la guerra es una relación entre objetivos políticos y bélicos y por ello es la política quien guía y rige las acciones militares (Moloeznik, 2018).

En este nivel es donde surge el Objetivo Político de la Guerra que deriva de los intereses nacionales; es decir, el objetivo por el cual el país va a la guerra, y que se materializa en lo que se quiere obtener al término de ella; el Estado Final Deseado o también llamado Estado Final Político. De acuerdo con el especialista en historia y ciencia militar, Vicente Salcedo, el Estado Final Deseado, se determina para todos los niveles del conflicto (incluido el nivel táctico) y se constituye como la suma de varios Estados Finales, por lo tal, no solo abarca aspectos militares, si no también, económicos, geográficos, sociales, entre otros.

El nivel político es asunto exclusivo del gobierno y los conductores políticos que se desprenden de los poderes del Estado, por ejemplo, el presidente, como cabeza del poder ejecutivo. Ellos, a través de la Estrategia Total, deben efectuar una correcta apreciación para identificar todos los intereses que se encuentran en conflicto, definiendo los objetivos por alcanzar; y, de acuerdo con los medios que se poseen, decidir las acciones por emprender (Pujol de Lera, s.f). Allí, entran todos los aspectos de la guerra, así como las fortalezas que posee la Nación y el Estado, es decir, el Poder Nacional, el cual, según (Makram, 129, p. 2006) “se trata del conjunto de componentes coherentes y de diversa naturaleza que permite a un determinado sistema político nacional desarrollar y operacionalizar capacidades estatales en pro de resguardar sus intereses nacionales previamente definidos”.

El conductor político es quien se encarga de seleccionar a todos aquellos que componen el Estado Mayor y, además, de supervisar los nombramientos de los comandantes de los teatros de operaciones, que es donde se desarrolla una empresa estratégica determinada. Al mismo tiempo participa, indirectamente, en la designación de los comandantes de unidades operativas mayores.

Niveles de Conducción Militar. Ramiro, S (s.f) El Arte Operacional y la Estrategia conjunta Universidad de Concepción

Por mencionar un ejemplo cercano, aquí pueden ir estadistas como Churchill, Roosevelt y dirigentes como Adolf Hitler. En este último caso, el objetivo político establecido por Hitler y por el cual Alemania fue a la guerra en el Este, se manifestó en la necesidad de ganar Lebensraum o espacio vital, lo que implicaba derrotar a Rusia y los Estados adyacentes que le eran subordinados. El Lebensraum, para los alemanes, permitiría aliviar algunos de los problemas económicos e industriales que estaba viviendo el país, además de eventuales problemas de sobrepoblación. 

Nivel Estratégico

El siguiente nivel es el Estratégico. La estrategia de este nivel recibe el nombre de estrategia general o estrategia militar y se encarga de la organización de los teatros y su logística. El encargado es el Estado Mayor o el comando general de las fuerzas militares. Estos son personalidades que son grandes estrategas, especialmente seleccionados por el conductor político y, por lo tal, reciben las instrucciones del nivel político. Aquí, “el conductor militar deberá conocer las implicaciones que esa situación acarrea para actuar en forma consecuente y soportar en todo momento los objetivos políticos últimos de la guerra” (Uribe, 2017. p. 31).

Aquí, se establece el objetivo u objetivos estratégicos, que traducen en los Estados Finales. Un ejemplo de Estado Final es el Estado Final Militar, el cual, básicamente consta los objetivos marcados para las campañas que deben alcanzar las fuerzas armadas por medio de su propia planificación y actividad. Estos básicamente, consisten en las capacidades propias y del enemigo para sostener la guerra. Siendo así, la suma de los Estados Finales da cumplimiento al objetivo político de la guerra o el Estado Final Deseado.

Estado Final Deseado. Adaptado de: De Vergara y Kenny (2011)

 Sin embargo, como se dijo, los Estados Finales no solo abarcan aspectos militares, si no también, entre muchos otros:

1-económicos, los objetivos deben de ser alcanzados dentro de costos razonables, salvo cuando la supervivencia del Estado mismo está en juego y los costos siempre sean menores al posible daño;

2-geográficos, toda guerra o conflicto exige el dominio de un espacio o la amenaza de hacerlo;

3-sociales,[1] Es fuertemente influenciado por las bajas, las privaciones materiales, las perdidas territoriales, también incluye el orden social de los espacios dominados (pacificación), la opinión pública, el apoyo a la guerra, etc.

Para alcanzar el Estado Final, por ejemplo, Militar, se elabora un plan de estrategia militar que se denomina Directiva Militar o Directiva Estratégica Militar que, grosso modo, traza los ordenamientos para obtenerlos, al mismo tiempo que organiza los teatros y la logística entre ellos para sustentar y apoyar los niveles operativo y táctico.

En resumen, este nivel se encarga de la planificación y actividad propia de las FF:AA, marcando los objetivos de campaña, así como la  organización de los teatros y la logística entre ellos para sustentar y apoyar los niveles operativo y táctico, para  dar cumplimiento al objetivo político de la guerra o el Estado Final Deseado.

Retomando el ejemplo del anterior nivel, en este encontramos la invasión a la Urrs, en cuyo caso el estado mayor fue el encargado de planificar y plasmar las directivas políticas de la guerra expuestas por Hitler en “órdenes militares”. De allí surge la Directiva 21 a la Operación Barbarroja, desarrollada por el Estado Mayor alemán, pero aprobada y firmada por Hitler.

La Directiva 21 tenía como objetivo estratégico principal destruir el grueso del ejército rojo estacionado en Rusia Occidental. Este era el Estado Final Militar de Barbarroja, el cual, según los alemanes, traería consigo el colapso del aparato militar de la URRS y consecuentemente en la caída del régimen de Stalin. También se debía de alcanzar la línea Arcángel-río Volga-Astracán, el Estado Final Geográfico de Barbarroja (Cañete, 2012). Este y otros objetivos, debían ser cumplidos en corto plazo por medio de una veloz arremetida, para Hitler dentro de 20 semanas, mientras que sus generales, solo 8 a 12 semanas. Esto fue así ya que Alemania no tenía los recursos suficientes para largas y prolongadas guerras desgaste.

Aun así, aquí se encuentra un gran problema, pues los planificadores de Barbarroja, como Franz Halder, hicieron de la Operación Barbarroja un choque meramente militar que no amenazó a los demás los componentes del poder nacional, como los objetivos industriales y económicos. De hecho, la directiva 21 decía explícitamente que la Luftwaffe debía concentrarse en ofrecer apoyo táctico a las operaciones en tierra, y por lo tal, las industrias rusas no debían ser atacadas en primera instancia. Esto, permitió a los soviéticos llevar a cabo uno de las mejores empresas de la guerra: el traslado de la industria a los Urales. 

Con el propósito de que el máximo número de efectivos esté disponible para las operaciones contra la Fuerza Aérea Rusa, o para el apoyo al Heer, las fábricas de armamento no serán atacadas mientras que la operación principal esté desarrollándose (Cañete, H, 2012). En este nivel, los conductores militares, deben de tener una correcta apreciación sobre las fuerzas que posee el enemigo, con el fin de establecer objetivos realizables y coherentes. De lo contrario, no se contaran con los elementos necesarios para afectar los medios para sostener la guerra del enemigo. En este caso, los alemanes, tuvieron serias fallas en sus servicios de inteligencia, pues calcularon erróneamente el número de divisiones soviéticas, así como la cohesión y fortaleza del gobierno de la Urss. Por ejemplo: El 8 de julio el servicio de Información alemán informó que se habían destruido 89 divisiones de las 164 identificadas, pero el 11 de agosto, Halder, Jefe del Estado Mayor del Alto Mando del Ejército Alemán, decía:

«Cada vez parece más evidente que hemos subestimado al coloso soviético…Creíamos que el enemigo poseía unas doscientas divisiones, y ahora contamos trescientas sesenta.»

(Hastings, 2011)

Nivel operacional

El nivel es el operacional o estratégico operacional. consta de las maniobras y de la logística de las tropas en un determinado teatro (un área geográfica específica) a través de la selección, asignación de recursos, organización, despliegue, aproximación y choque de las fuerzas militares, con el objetivo alcanzar el Estado Final Militar. La estrategia que aquí se lleva a cabo se llama estrategia operacional.

En el nivel operacional se enlazan los objetivos estratégicos con la acción sucesiva de batallas o enfrentamientos del nivel táctico y es allí donde se materializa verdaderamente la acción conjunta integradora de la actuación de cada ejército en un determinado teatro de operaciones o campaña (Ramiro, s.f) a. Coloquialmente hablando, son los movimientos de hacia donde se desplegarán las unidades o agrupaciones, las direcciones hacia donde se llevarán a cabo las ofensivas, o las regiones a defender, incluso la logística; es decir, se encarga de cómo ganar las campañas. Esto es llevado a través del Plan de Campaña, Planes de Operaciones y Planes tácticos, desempeñados por unidades a nivel de división, cuerpo y ejército. Aunque esto último puede variar dependiendo de las características de la época, los objetivos que se busquen, y las fuerzas armadas del Estado.

Mediante estos planes, se puede llevar a cabo una acción sucesiva sobre varios puntos decisivos que permiten alcanzar el estado final deseado en el nivel operacional o, mejor dicho, alcanzar un objetivo operacional, un importante objetivo material situado dentro del Teatro de Operaciones que es útil para el nivel estratégico militar (Ramiro, s.f) . En el caso particular del Plan de Campaña, no se tiene un solo objetivo, sino una cadena de objetivos que conducen a él y, por ello, el logro de varios objetivos operacionales permite alcanzar un objetivo estratégico. De Vergara & Kenny, (2011, p. 14) exponen:

El Plan de Campaña trata del empleo de los medios asignados a un Teatro de Operaciones, al que se le ha fijado alcanzar un estado final útil para el nivel estratégico militar. Este estado final deseado en el nivel operacional, se traduce en un objetivo [estratégico] operacional consecuente. El Plan de Campaña no tiene un solo objetivo, (el [estratégico] operacional) sino una cadena de objetivos que conducen a él.

Siguiendo nuestro ejercicio, para cumplir los objetivos de Barbarroja, de acuerdo con la Directiva 21, el área de las operaciones del Ostheer estuvo dividida en tres grupos de ejércitos, norte, sur y centro. El grupo de ejércitos norte debía avanzar en dirección general hacia Leningrado (el objetivo operacional principal de Barbarroja), destruyendo las fuerzas enemigas en el área de los Estados Bálticos, para capturar la ciudad misma, lo que neutralizaría toda la flota rusa del Báltico y aseguraría el suministro de abastecimientos del ala norte del ejército alemán. Por su lado, el grupo de Ejércitos sur debía avanzar hacia Kiev, con el objetivo de empujar profundamente el flanco y retaguardia de las fuerzas rusas. Finalmente, el grupo de ejércitos centro, el más formidable, tenía la tarea de romper el área alrededor y al norte de Varsovia, y de destruir las fuerzas enemigas en Rusia Blanca (Bielorussia) (Directiva 21). Cumplido ello, sus tropas móviles debían oscilar hacia el norte, para cooperar con el grupo de ejércitos del norte.  

Relaciones Estratégicas. Ramiro, S (s.f) El Arte Operacional y la Estrategia conjunta Universidad de Concepción.

Para cumplir este objetivo, los comandantes operacionales alemanes, llevaron a cabo operaciones basadas en la guerra de movimientos que, mediante formaciones motorizadas y acorazadas excepcionalmente poderosas, debían crear grandes bolsas de tropas soviéticas enemigas que debían ser reducidas por la infantería. Esto sucedió, por ejemplo, cuando los IX y IV Ejércitos alemanes rodearon a las fuerzas soviéticas, cuyos flancos estaban expuestos, en Białystok. Precisamente, entre algunas figuras de este nivel, podemos encontrar a los generales, Heinz Guderian, Fedor von Bock y Hermann Hoth (Glantz & House, 2014).

Es importante resaltar que, al estar el nivel operacional limitado y subordinado a los primeros niveles, así como a los objetivos que plantean, a los comandantes del nivel operacional no les corresponde establecer dictámenes en torno a los mismos.  El mejor ejemplo de ello lo encontramos en personalidades como Guderian, quien extralimitó sus funciones y desentendió las ordenes de los niveles superiores, presionando para que se avanzara sobre Moscú, cuando este no era un objetivo principal de la Operación Barbarroja, puesto que su captura estaba subordinada a la obtención de los objetivos principales.

“Solo después de la finalización de estas operaciones ofensivas, que deben culminar con la captura de Leningrado y Kronstadt, se podrán iniciar ofensivas ulteriores con el objetivo de ocupar el importante centro de comunicaciones y producción de armamento, que es Moscú.”

(Cañete, 2012)

Nivel táctico

El último nivel es el táctico y corresponde a la estrategia de los medios en presencia y por lo tal consta de la planificación, conducción de los enfrentamientos y acciones de armas entre unidades de combate. Dichas acciones son desarrolladas por comandantes de unidades operativas mayores y menores, quienes producen planes y órdenes de operaciones que constan de maniobras y enfrentamientos directos, y cuyo objetivo es lograr ventajas o efectos con repercusiones estratégicas. Grosso modo, consta de cómo ganar cara a cara, utilizando unidades que van desde el rango de escuadrón hasta brigada y, en algunos casos, hasta división.

Para algunos, el nivel táctico, a su vez, se divide en dos “subniveles”. El primero se conoce como nivel táctico superior y consta de la maniobra o el conjunto de movimientos concertados para conseguir algún fin táctico. Aquí, por ejemplo, podemos ubicar el asalto a una posición enemiga, como de ametralladoras. Allí, el comandante, ya sea un capitán o teniente, decide asaltar dicha posición, ya sea flanqueándola o cargando de frente.

El segundo se conoce en algunos casos como nivel táctico inferior, mejor conocido como Técnica de combate. Este, como su nombre lo indica, se trata de la técnica en el caso de enfrentamiento directo, es decir el choque, el asalto en sí. Allí entra el soldado, el tanque, la artillería, etc., quienes hacen uso de su entrenamiento para asaltar la posición enemiga.

Elaboración propia. Niveles de la guerra y sus respectiva «unidades». Este cuadro no debe tomarse como una muestra totalmente representativa, pues puede variar dependiendo de las características de la época, los objetivos que se busquen, y la misma doctrina que manejen las fuerzas armadas del Estado.

Uno de los mejores ejemplos en combate, tanto para táctica como técnica, lo encontramos cuando la compañía Easy, asaltó a Brécourt Manor, durante el Día D. En el momento, Winters, entonces teniente, observó una posición alemana que contaba con cuatro cañones que bombardeaban a las tropas aliadas. Winters decidió asaltar la posición y para ello dividió sus fuerzas en 3: el teniente Compton asaltó la trinchera por un lado junto a 2 soldados, el sargento Lipton abrió fuego de cobertura desde otro lateral junto al soldado Mike Ranney, mientras que el teniente Winters asaltó por un tercer lugar junto al resto de hombres. La acción fue exitosa y se inutilizaron 4 cañones que bombardeaban a las tropas aliadas que desembarcaban en la Playa de Utah (Ambrose, 1992)

También es importante resaltar que los comandantes de este nivel están subordinados. Por ello, acciones como las de Erwin Rommel en Arras (Francia), donde ignoró la orden de su superior inmediato Hermann Hoth de no avanzar contra la locación y que llevó a exponer el flanco derecho de la invasión, son una clara muestra de extralimitaciones (Philip, 2002). De hecho, estás extralimitaciones pueden terminar en graves consecuencias, incluso en un colapso operacional, en el que caso de Rommel y Arras, el hecho más claro es la Orden de Alto del 23-24 de mayo, emitida por el general Günther von Kluge y el mariscal Gerd von Rundstedt, que pausó las operaciones alemanas hasta que se solucionara la situación en Arras y se recuperara la seguridad del flanco.


¿Cómo se relacionan estos niveles?

Uribe (2017p. 31) expone que la estrategia debe estar subordinada a la política, pero esta a su vez debe adaptarse a la estrategia y no exigirle tampoco imposibles.

La dificultad en esta relación radica en que normalmente el conductor político no desea entender al conductor estratégico (militar), y este último a su vez, exige que la política se supedite a las exigencias del campo de batalla, pecando muchas veces por exceso; todo lo cual se traduce en esfuerzos innecesarios y pérdida de recursos

(Uribe, 2017p. 31)

Clausewitz (como se cita en Gonzales, 2009, p. 37) lo resalta al advertir de los riesgos implícitos en una excesiva interferencia de un nivel en otro: “quien ignora, no puede mandar”.  Debido a lo anterior, es necesario que la política oriente y facilite las tareas de la estrategia, y esta paralelamente, encamine sus esfuerzos para satisfacer los objetivos de la política.

Por último, es importante agregar que la guerra debe de ser considerada un esfuerzo omnímodo e Inter agencial del Estado, y nunca debe «desgranarse» en cotos independientes o esfuerzos individuales.

Condiciones de cada nivel. Elaboración propia.

Bibliografía

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  • Cañete, H. (2012). Directiva 21: Fall Barbarossa. Obtenido de https://www.gehm.es/biblio/Fall_Barbarossa_Directiva_21.pdf
  • Clausewitz, K. (2002). De la guerra.
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  • ¡Asalto! Acciones de combate de pequeñas unidades en el frente del Este. Salamina ediciones
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  • Haluani, Makram (2006)Orígenes históricos y componentes del poder nacional contemporáneo: factibilidad y utilidad de la medición empírica de las capacidades estatales Cuadernos del CENDES, vol. 23, núm. 61, enero-abril, 2006, pp. 127-148 Universidad Central de Venezuela Caracas, Venezuela.
  • Moloeznik, M. (2018).  Tratado sobre pensamiento estratégico-militar.
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  • Ruiz, F. (2009). Estrategia militar y política: temas teóricos y aplicación práctica. Boletín Informativo, 308. 29-52.
  • Soto, J. (2009). La defensa nacional de la “a” a la “z”. Algunas definiciones y conceptos. Revista Política y Estrategia, 114. 291-317.
  • Uribe, S. (2017). De la estrategia y sus niveles. En Poder Marítimo como Fundamento Estratégico del Desarrollo de una Nación.

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Licenciado en Ciencias Sociales, docente de Historia en la educación básica primaria y secundaria, y educación media en Colombia. Editor y redactor en Guerra Total.

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