Los Multiplicadores de Poder como Base de las Bajas Ruso/Ucranianas
La situación en Bakhmut está al rojo vivo. Los ucranianos se encuentran acorralados en su último reducto de la ciudad, el cual llaman La Ciudadela, mientras que los rusos están cada vez más cerca de tomar el control total. A pesar de que los ucranianos se han asentado en los edificios más altos de la ciudad, los rusos han tomado la última ruta que conecta con ese sector, dejando a los ucranianos con solo una opción de escape: un campo despejado justo detrás de ellos que no es una opción tan viable debido al riesgo que supone, pero, para esto momentos es igual que el de quedarse.
Mientras tanto, los rusos han formado una saliente por el norte y están tratando de hacer lo mismo por el sur: rodear la última fortaleza de Bakhmut. La artillería asola la ubicación y al igual que como siempre lo han hecho los rusos, irán cerrando más y más sus posiciones mientras la artillería asola la ubicación. Los ucranianos, más que aguantar, están usando la práctica de «volar la casa para que el enemigo no se quede con ella”.
¿Qué pasará con los ucranianos? ¿Se rendirán, retirarán o serán eliminados? La necedad del presidente Zelensky por mantener el control de este pequeño porcentaje de la ciudad-fortaleza ha privado a los ucranianos de movimientos importantes en otros sectores del frente y nos preguntamos si la agonía de sus tropas valió la pena.
Lo que no queda claro en Occidente es la necedad de Zelensky por seguir enviando tropas tras tropas y manteniendo ese porcentaje de la ciudad-fortaleza, la cual ya dan por perdida desde algo de tiempo, dado el enorme gasto de recursos que significó y que privó a los ucranianos de movimientos importantes en otros sectores del frente.
La Batalla por Bakhmut está por terminar, pero muchos no han tardado en convertir esa derrota en una victoria para Ucrania, al convertirse en la supuesta “tumba de la PMC Wagner”. Claro, hay que justificar de alguna forma el desprovisto de recursos que involucró allí el mando ucraniano. Y no han faltado quienes afirman que las bajas rusas en esta ciudad superan por siete a las ucranianas, amparados en el hecho de que, según ellos, los rusos cargan frontalmente conta las defensas ucranianas, tipo Enemigo al Acecho.
No obstante, haciendo un ejercicio frió desde la ciencia militar, resulta muy poco probable que las bajas rusas sean de tales dimensiones, especialmente porque el dispositivo defensivo ucraniano resultó rotó desde la caída de Soledar, Krasna Gora, Opytne y demás.
Es cierto que, en toda guerra, la defensa es la forma más fuerte de combate y la razón es que al defender se pueden preparar posiciones al usar el terreno como multiplicador de poder. Este concepto, el de multiplicador de poder, se refiere a la capacidad, tecnología, terreno o condición que permite que una unidad multiplique su capacidad de combate sin multiplicar su tamaño o su magnitud, es decir, que economice fuerzas, pero aumente resultados. Por ejemplo, una fuerza militar que controla una posición elevada en una colina o montaña tiene una ventaja significativa sobre una fuerza que se encuentra en terreno bajo. La posición elevada proporciona una mejor vista del campo de batalla y permite que tenga un mayor alcance de fuego. Las trincheras pueden proporcionar cobertura y protección contra el fuego enemigo, permitiendo que la fuerza se mantenga oculta mientras dispara a los objetivos enemigos expuestos.
Además, pueden proporcionar una línea de defensa sólida, ya que los soldados pueden moverse entre ellas para evitar ser flanqueados o rodeados por el enemigo. Igualmente, una o dos ametralladoras bien posicionadas y manejadas por un equipo de soldados expertos pueden causar estragos en una fuerza enemiga que supera en número a la suya. Un ejemplo de esto lo encontramos con Alemania en la Primera Guerra Mundial, con una táctica que algunos conocen como “fuego cruzado» y que se logra colocando dos o más ametralladoras en posiciones separadas, pero que se complementan entre sí, de modo que puedan cubrir una zona amplia y establecer un fuego cruzado que dificulte o impida el avance enemigo.
En el caso ofensivo, también operan los multiplicadores de poder, ya sea con la velocidad, la sorpresa e incluso el fuego de cobertura. Por ejemplo, una fuerza pequeña y móvil que se mueve a través de los bosques y utiliza la cobertura natural para ocultarse y flanquear al enemigo. De hecho, las mismas armas y equipo pueden constituir multiplicadores de fuerza, por ejemplo, si dotas de un automóvil a tu pelotón, este podría aprovechar para avanzar más rápido que un pelotón enemigo; es decir, multiplicas tu velocidad. También, la artillería puede ser considerada un multiplicador de fuerza, ya que, por ejemplo, puede proporcionar fuego de apoyo a largo plazo, lo que permite a las tropas apoyadas mantener una presión constante sobre el enemigo y desgastar sus recursos y fuerza.
Ya conociendo el concepto, podemos centrarlo en Bakhmut. Esta ciudad, declarada como fortaleza, hace parte de la ahora principal línea defensiva ucraniana, la cual, estuvo construyéndose por más de ocho años. La idea era esa, usar el terreno como multiplicador para que las fuerzas rusas tuvieran mayores bajas, lo que tuvo cierto efecto al inicio de la guerra, durante la fase de movimiento, ya que los rusos rompieron las defensas preparadas ucranianas anteriores, pero con altas perdidas.
No obstante, desde la caída de Sieverodonestk y Lysichansk, los rusos pasaron de una guerra de movimientos a una guerra de desgaste y optaron por una estrategia operacional conocida como Misiones de Economía de Fuerzas, formaciones equipadas con una elevada potencia de fuego, pero con pocos efectivos. Y también es importante recordar que después de que Ucrania ampliara sus filas mediante la movilización general, los rusos pasaron a tener una desventaja numérica, de entre tres o dos a uno, por lo que era necesario multiplicar su poder.
Para cuando inicia formalmente la Batalla de Bakhmut, en noviembre de 2022, cuando los rusos entraron a Opytne, eran conscientes que, una ciudad de tal envergadura y defendida, de acuerdo con la revista Forbes, por las mejores unidades de Ucrania, no sería fácil de tomar. Entrar directamente en la ciudad no era posible y mucho menos enfrascarse en una lucha urbana.
Al igual que los alemanes al final de la Segunda Guerra Mundial, los ucranianos hicieron de sus ciudades, auténticas fortalezas. Tuvieron más de ocho años y el apoyo de la OTAN para hacerlo. Pero la idea quizás no es nueva, por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, Adolf Hitler ordenó la construcción de una serie de ciudades fortificadas conocidas como «Festungs» (fortalezas) en toda Europa, siendo la más conocida Konigsberg, la actual Kaliningrado. Las Festungs eran complejos sistemas de fortificaciones, que incluían redes de trincheras, búnkeres, cañones, campos de minas y barreras antitanque. El objetivo era crear puntos de resistencia estratégicos que pudieran retrasar el avance aliado y permitir a las fuerzas alemanas tiempo para reorganizarse y contraatacar.
Sin embargo, las ciudades fortificadas de Hitler fueron diseñadas para defenderse contra un enemigo que se acercaba desde una dirección específica, y no estaban preparadas para un asedio desde múltiples frentes. Mismo error que cometió Ucrania en Bakhmut.
La defensa de toda ciudad, debe verse desde los 360 grados, porque el enemigo puede atacar desde cualquier dirección. Es decir, no solo puede atacar frontalmente y por sus márgenes, sino que también puede utilizar las carreteras, caminos secundarios, ríos, zonas boscosas, etc. Y eso fue lo que precisamente hicieron los rusos y donde los ucranianos no tuvieron opción.
Los rusos, en vez de cargar directamente contra Bakhmut, decidieron abrirse paso en sus flancos y hacerse con el terreno alto para tener control de fuego sobre la ciudad y sus caminos. La idea, ante una clara inferioridad numérica, fue precisamente usar el terreno alto como multiplicador de poder, y por ello es que sus avances se concentraron en dirección a Ivaniviske y la carretera T0504, donde hay una gran presencia de colinas y un canal que protege el flanco suroeste ruso. Y también, hacia dirección a la E40 donde hay un gran número de canales y ríos, como el río Bakmutovka y bosques.
Todo esto les permitió a los rusos llevar a cabo un ataque concentrado en una dirección, mientras un contrataque ucraniano se hacía cada vez más difícil. Algo parecido sucedió en 1797, durante la Batalla de Rívoli entre Francia y Austria, en la que una parte de las fuerzas de Napoleón se posicionaron en un terreno elevado, el cual, a pesar de que otros frentes de la batalla se vieron en problemas, resistió gracias a que las tropas austriacas no pudieron avanzar con mucha rapidez debido a la dificultad que acarreaba el terreno. Ese escenario se ha repetido varias veces en la pinza norte de Bakhmut, donde los ucranianos han tratado de retomar dichas colinas con severas bajas.
De esta forma, el terreno elevado, puso en una situación difícil a las tropas ucranianas, ya que no podían contratacar en vista que los rusos tenían una vista más amplia del campo de batalla, por lo que podían ver más lejos, así como detectar movimientos enemigos con mayor facilidad, a lo que se suma que las tropas rusas tienen una ventaja de fuego sobre las ucranianas que se encuentra en una posición más baja.
Este avance a su vez, les permitió tener control de fuego, no solo en la ciudad si no sobre los caminos que conducen a ella y, por ende, sobre las tropas ucranianas que por allí transitan y, de esta forma. Algo parecido sucedió en Soledar, por ejemplo, después de hacerse con sus flancos, los rusos dejaron un único camino por el que entraban y salían las tropas ucranianas, el cual estaba justo debajo de una colina desde la que atacaban a los convoyes ucranianos. Lo mismo sucede en Bakhmut, pues para nadie es un secreto las decenas de videos de convoyes destruidos en las vías, ahora principales, que conducen a la ciudad.
Pero no fue hasta que Rusia obtuvo control de fuego sobre las carreteras que conducen a Bakhmut que empezó a avanzar en la ciudad misma, haciendo especial uso de la artillería, ejerciendo una presión constante sobre los ucranianos. Por ejemplo, un soldado ucraniano cuenta que los rusos identifican las posiciones donde están, establecen las coordenadas, luego los golpean de siete a nueve kilómetros con morteros, esperan a que se caiga la casa, por lo que no tienen más opción que saltar. El edificio se incendia y luego intentan acabar con ellos.
Pero estos combates en la ciudad misma no tienen el objetivo operacional principal de tomarla, aunque eventualmente lo harán, si no de mantener la línea de contacto, para mantener a los ucranianos atrapados en la lucha sin poder avanzar o retroceder tan fácilmente y obligándolos a enviar constante refuerzos que son destruidos por la artillería. En este caso, una explicación más técnica seria: si el centro de gravedad ucraniano, es decir, la condición bajo la cual se sustenta su acción militar, es su ejército, y el objetivo estratégico ruso es afectarlo o desgastarlo, pues los puntos decisivos o los pasos que conducen a este centro de gravedad, es decir los objetivos operacionales, deben ser batallas de desgaste.
En conclusión, gracias a los multiplicadores de poder, es que Rusia ha logrado convertir a Bakhmut en una autentica picadora de carne del ejercito ucraniano, algo dicho por los mismos soldados ucranianos que allí combaten. Pero ¿Por qué Ucrania no puede estar haciendo lo mismo con Rusia, si los generales de Call of Duty nos han dicho que es la tumba de la PMC Wagner?
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La respuesta es sencilla ya conceptualizados, pues Ucrania perdió los multiplicadores de poder en la ciudad que le permitían llevar consigo una defensa exitosa. Los mapas de despliegue lo confirman, pues Ucrania ha involucrado en Bakhmut más tropas de las que en cualquier otra ciudad en toda la guerra y precisamente el hecho de que necesiten mucha más mano de obra para defender cada vez mucho menos terreno significa que no les está resultando una ventaja defender sus posiciones.
En Bakhmut, Ucrania no está produciendo ninguna economía de fuerza. Y recordemos la explicación de los multiplicadores de poder: si el terreno te brinda dicha economía, actúa como un multiplicador de fuerza, lo que significa que una unidad multiplica su capacidad de combate sin multiplicar su tamaño, sin aumentar su magnitud. Si el terreno te brinda este tipo de ventajas, un batallón de 600 hombres tiene una capacidad de combate de una unidad mucho mayor, digamos como de una brigada.
Entonces, si Ucrania necesita mandar cada vez más fuerzas para defender cada vez menos terreno, exactamente se está dando todo, pero, al contrario. Estamos teniendo que, en lugar de multiplicar fuerza, se está inhibiendo fuerza en esa posición y que se está consumiendo más mano de obra. Si fuero lo contrario, simplemente los ucranianos no enviarían tal ingente cantidad de tropas, que en algún momento de la batalla superó las 20 mil en tan solo la ciudad y según algunas de las fuentes más mesuradas. Quizás por esto Zelensky destituyó a Eduard Moskaliov meses atrás, o bien, el general ucraniano dijo verdades que no se debían de decir.
Al ser una guerra de desgaste, todo esto juega a favor de los rusos, al fin limitar las operaciones del enemigo y someterlo a situaciones donde debe arriesgar mucho material tanto humano como militar, disminuyendo su mano obra y generando un problema en el tiempo donde se vea más y más incapacitado.
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Pese a esto, aún hay quienes dicen que las bajas rusas han llegado a tal punto que incluso sus reservas se han agotado, pero no hay nada que indique o fortalezca esta postura más allá de que sólo así lo consideran. Sin duda alguna los rusos sufren bajas, no hay guerra alguna donde una fuerza no sufra perdidas, pero en este conflicto, la teoría que ofrece la Ciencia Militar, así como el Arte de la Guerra, nos dicen que Bakhmut no es el caso en el que los ucranianos estén causando más bajas en los rusos; no solo porque carecen de los multiplicadores de poder, sino también del poder artillero para, por ejemplo, atacar los caminos que usan los rusos hacia Bakhmut; como si bien hacen los rusos.
Recordemos, esto no es un videojuego o un escenario donde el enemigo está destinado a caer porque el poder de una suerte de guion divino así lo estableció. Hasta el momento, los mapas, las fuentes occidentales y ucranianas confirman que Bakhmut sigue siendo una picadora de carne, un hoyo negro de recursos del ejercito ucraniano.
Quizás, Ucrania busque ganar el tiempo suficiente para fortalecer la siguiente línea defensiva o bien atraer a los rusos a su propia picadora, pero, por lo expuesto, no parece que tengan esa oportunidad. Lo que si es cierto es que Zelensky vio en Bakhmut una oportunidad de demostrar el esfuerzo ucraniano a través de la propaganda con el fin de satisfacer a sus patrocinadores de la OTAN. Sin embargo, la situación lo superó por completo e involucró en Bakhmut tantos recursos que la misma OTAN pone en duda el costo beneficio de mantener la ciudad.