La Bewegungskrieg: el modo alemán de hacer la guerra.

Introducción

¿Hay un modo alemán de hacer la guerra? Esta es una pregunta que Robert M. Citino (2018) responde en su libro “El modo alemán de hacer la guerra. De la Guerra de los Treinta Años al Tercer Reich”.

Allí se hace un recorrido de las contiendas prusiano-germanas, sucedidas a lo largo de tres siglos; se estudia a Prusia y sus regímenes sucesores: el Reich de Bismarck unificado, la República de Weimar y el Tercer Reich. Todo esto fundamentado en tres pilares de índole militar que, en esencia, se han mantenido en la historia prusiano-germana. (Bermúdez, 2019).

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Pilares militares de Alemania

Primer pilar: Bewegungskrieg o guerra de movimientos

El primer pilar que define el modo alemán de hacer la guerra es la Bewegungskrieg o guerra de movimientos, la cual surge en un contexto geográfico donde el Reino de Prusia estaba embutido en el corazón del continente europeo, rodeado de enemigos reales y potenciales (Citino, 2018). Allí, Prusia se enfrentaba a varios problemas (Rosas, 1998): no tenía la capacidad ni los recursos necesarios para enfrentarse con otros Estados a largo plazo; no era capaz de reponer los recursos perdidos en poco tiempo.

Un ejemplo de esto se vio entre 1643-1644, recién se estructuró el Ejército Prusiano, cuando solo tenían 5.500 soldados, incluyendo 500 mosqueteros como la guardia de Federico Guillermo I: poca cantidad para sostener la presión que rodeaba al reino.  

Libro El Modo Alemán de Hacer la Guerra: De la Guerra de los Treinta Años  al Tercer Reich, Robert M. Citino, ISBN 9788494822445. Comprar en Buscalibre
Portada del libro de Robert M. Citino, El modo Alemán de Hacer la Guerra, Editorial Salamina

Por lo tanto, el problema militar de Prusia y más tarde Alemania, era encontrar la forma de evitar guerras largas y prolongadas (Citino, 2018). Para ello, encontró un modo de librar guerras breves y contundentes; un conflicto inmediato que dejase al enemigo débil o asustado para enviar un segundo asalto o seguir en combate. Las guerras debían ser «kurtz und vives» (breves y enérgicas) (Rosas, 1998).

En suma, ello creó un modo de luchar, con movimientos que asegurasen precisión y rapidez de grandes unidades. Esto en un asalto sorpresa sobre el enemigo, sus flancos desprotegidos, ambos flancos o sobre su retaguardia (Citino, 2018).

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Federico Guillermo I de Brandeburgo. Pintura de Govert Flinck (1615–1660), 1652.

Los prusianos denominaron a este modo de hacer la guerra: Bewegungskrieg o guerra de o la guerra de movimientos en el nivel operacional. Nació en las guerras del Gran Elector; fue desarrollada posteriormente por Federico el Grande; y alcanzó su madures con Helmuth von Moltke el Viejo.

Este modo de hacer la guerra surgió en un nivel intermedio de la guerra: el operacional. Este nivel consta de la organización, el despliegue, la aproximación, el choque de las fuerzas militares, la asignación de recursos y otros elementos (Asarta, 2016). Además, se da en un espacio entre lo táctico (la maniobra de pequeñas unidades) y lo estratégico (liderazgo político-militar, la propia planificación y actividad de las fuerzas armadas) (Asarta, 2016).

Por todo lo anterior, allí, los generales prusianos y más tarde los alemanes, buscaron la maniobra de sus unidades operacionales –en ocasiones de toda la fuerza- de un modo rápido e intrépido (Rosas, 1998). El término en sí, no es la movilidad táctica; por el contrario, trataba de las operaciones de movimientos rápidos o maniobras de grandes unidades, para golpear al enemigo. Todo esto lo más rápidamente posible, mediante el cerco de la masa del enemigo.

Federico II el Grande. Pintura de Wilhelm Camphausen  (1818–1885), 1870.

El ejemplo más ilustrativo ocurrió en la Segunda Guerra Mundial duranta la campaña francesa, pues la Werhmacht utilizó una versión moderna de la Bewegungskrieg, la Blitzkrieg o la guerra relámpago, que añadió el uso masivo y combinado de unidades acorazadas y aéreas (Jiménez, 2017).

No obstante, es importante mencionar que los propios alemanes no inventaron el término Blitzkrieg ni lo nombraron de forma oficial (Jiménez, 2017); fue el intento de otras naciones, por entender el funcionamiento alemán en los escenarios bélicos. Sin embargo, la Guerra de Movimientos cambió poco en su concepto de planificación y organización desde su creación hasta la Segunda Guerra Mundial.


Segundo pilar: La Kesselschlacht o batallas de cerco

El pilar anterior va de la mano con La Kesselschlacht o «batallas de cerco». Esta crea enormes y sucesivas batallas de cerco. Allí una fuerza o un objetivo queda aislado, rodeado, encerrado por sus fuerzas enemigas; sin opción a salir de una zona determinada para recibir suministros o pedir refuerzos (Citino, 2018). Por lo tanto, la salida de los cercados es morir o rendirse.

¿Pero cómo funcionaba? Sorpresivamente y mediante una veloz arremetida. Se debía de mermar una línea defensiva en una sola carga. Esto a partir de una punta de lanza, que cercaría los puntos más vulnerables del enemigo. En este sentido, las formaciones motorizadas y acorazadas tenían la tarea de crear grandes bolsas de tropas enemigas, mientras que la infantería las debía de reducir (Citino, 2018).

Para que la Bewegungskrieg tuviera éxito, era necesario que cada acción militar tuviese libertad de acción (Citino, 2018); mientras que se debía de organizar un ejército con un extremado nivel de agresividad en el campo de batalla; con un cuerpo de oficiales que lanzase ataques contra cualquier pronóstico; y un mando flexible que dejase buena parte de la iniciativa a los comandantes subordinados (Pryer, 2013).


Tercer pilar: La Auftragstaktik o el mando tipo misión

De allí surge el último pilar, conocido como La Auftragstaktik o el mando tipo misión, nombre que resume el cómo el sistema de mando alemán funcionaba. Pese a que se emiten directivas en los niveles superiores, los mandos intermedios planifican sus tácticas con libertad (Nelsen II, 1987). De hecho, estaban adiestrados para realizar movimientos por su cuenta, sin siquiera informar a sus superiores, aunque si poniendo en conocimiento para los respectivos preparativos logísticos.

El mando tipo misión nació en el vientre de la guerra, tras las dolorosas lecciones de la derrota de Prusia contra Napoleón, en 1806 (Nelsen II, 1987). Para este año, en las Batallas de Jena y Auerstadt el ejército prusiano se vio derrotado por los franceses; y pese a que el ejército francés estuvo mal coordinado, el estricto Ejército prusiano luchó aún peor (Nelsen II, 1987). El enemigo aprovechó esto y destruyó, poco a poco, a las unidades prusianas y terminó ocupando Berlín.

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Napoleón pasa revista a la Guardia Imperial en la Batalla de Jena. Pintura de
Horace Vernet  (1789–1863)

El impacto del acontecimiento impulsó la transformación del Ejército prusiano y fue Gerhard von Scharnhorst, Jefe de Estado Mayor General prusiano, quien encabezó la reforma (Nelsen II, 1987). Él consideró que la mejor manera de preparar a los ejércitos era capacitar, de manera integral, a los líderes de menor antigüedad y permitirles tomar decisiones independientes, sin considerar a los mandos superiores en momentos de ejecución rápida (Nelsen II, 1987).

El Estado Mayor General y la Academia Militar, que fundó Gerhard von Scharnhorst, tendrían una influencia sobre las futuras generaciones de oficiales prusianos y alemanes para que pensaran de la manera que él pensaba sobre el mando (Nelsen II, 1987). Por tanto, el término era cultural e ideológico, en vez de jerárquico (Citino, 2018).

Estos tres términos son esenciales para entender el militarismo prusiano y más tarde alemán, pues estas ideas permanecieron en el Ejército prusiano-germano durante siglos (Citino, 2018); y si bien se actualizaron con el tiempo, la esencia era la misma: planear operaciones de movimientos rápidos que sorprendieran a los enemigos, con el fin de cercarlos y conseguir batallas decisivas.


Las problemáticas del modo alemán de hacer la guerra

Pese a que la Bewegungskrieg puede verse como una revolución en el plano operacional, tenía una gran problemática. Al tratarse de un modo rápido e intrépido de hacer la guerra, traía consigo una alta tasa de pérdidas materiales que exigían pausas o periodos de recuperación mayores a su propia duración. Esto se conoce como pausa operacional, la cual es un cese temporal de ciertas actividades durante el curso de una operación, con el objetivo de regenerar la capacidad de combate, para evitar el riesgo de alcanzar el punto culminante de las fuerzas propias (Asarta, 2016).

Además, ante tal desgaste, se debía de tener una logística muy fuerte, aceitada y veloz, precisamente para mantenimiento, reposición y demás. Sin embargo, en el caso de la Segundo Guerra Mundial, la Wehrmacht dependía de unidades hipomóviles casi en un 80%, las cuales no podían seguir el paso de las unidades más avanzadas (Graham, s.f.; Stahel, 2017). De igual forma la infantería, al no estar totalmente mecanizada, no podía seguir el paso de las unidades blindadas.

Miembros del Heer en el Frente oriental en 1942. Fotografía de Heinz Fremke  (1907–1987), 1942

Estas dificultades se vieron en ambas guerras mundiales. Pero en el caso particular del Frente Oriental de la Segunda Guerra Mundial, vimos como en los primeros meses de Barbarroja, los alemanes obtuvieron varias victorias (Stahel, 2017). No obstante, la defensa en profundidad soviética surtía un mayor efecto, causando un gran desgaste en las fuerzas del Ostheer; alargando las operaciones germanas más allá del plazo establecido; y afectando su logística (Rocha, 2016). Mientras, Barbarroja llegó a alcanzar el punto de culminación de la ofensiva sin aun haber cumplido los objetivos de la Directiva 21.

De allí es importante mencionar que, para que este modo de hacer la guerra tenga éxito, el enemigo debe aceptar las reglas del juego, pues fue concebido para ser empleado en espacios próximos y en tiempos reducidos (Citino, 2018). Por ejemplo, ya que se primaba la penetración y el envolvimiento, era necesario que las tropas enemigas estuvieran próximas a la ofensiva. Cuando esto no sucedía, las tropas tendrían que adentrarse más en el espacio para dar con el enemigo, alejándose más de sus recursos y perdiendo el factor sorpresa (Citino, 2018).  

Esto sucedió, por ejemplo, en los primeros compases de Barbarroja, pues los alemanes esperaban encontrarse con el grueso de los soviéticos en la frontera, donde claramente estarían vulnerables. Sin embargo, las tropas del Ejército Rojo fueron encontradas en la profundidad de la URSS, en los grandes ríos, como el Dnipier (Rocha, 2016).

De hecho, desde los juegos de guerra de 1939 y 1941, los mandos soviéticos, especialmente Zhukov, conociendo el modo de hacer la guerra de Alemania, expuso que una defensa adelantada marcaria una posible derrota del Ejército Rojo (Rocha, 2016). Por eso, se hizo hincapié en un plan defensivo, en un sentido estratégico, que consistió en una defensa elástica o defensa en profundidad y así, los soviéticos no se aceptaron las reglas de juego de Alemania (Stahel, 2017).

What are the main differences between the German Blitzkrieg and the Soviet  Deep Battle? - Quora
Diferencia gráfica de la guerra de movimientos alemán y la batalla profunda soviética. Fuente desconocida.

Este plan, denominado DP 41, no solo llevó a que los alemanes extendieran sus operaciones y línea logística en el Este; sino también llevó a un gran desgaste de las fuerzas alemanas, las cuales nunca tuvieron espacio para llevar a cabo pausas operacionales gracias a los férreos y constantes contrataques soviéticos (Stahel, 2017).

Ya para terminar, esencialmente, este modo de hacer la guerra, fue regional y de corta duración, lo que hace imposible. Esto, por un lado, proyectar un mayor poder tanto en materia geográfica, como económica, industrial y demás. Por ello, se centra en gran medida en el nivel operativo y táctico con poca atención al nivel estratégico y, precisamente por ello, durante Barbarroja no se atacaron objetivos industriales.

Por otro lado, sostener guerras prolongadas y de desgaste, como si le es posible a Estados de alcance global, los cuales son característicos de una fuerte industria, un amplio territorio y otros elementos que le permite suplantar a las unidades perdidas en poco tiempo.


Referencias

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Licenciado en Ciencias Sociales de la U. La Gran Colombia, co-fundador de Guerra Total, fotógrafo de escritores, investigador de caminos empedrados de la época prehispánica, colonial y republicana.

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