La Batalla de Passchendaele. «Un infierno de barro»

En memoria de Frank Helbert Trebilcock, muerto en combate el 20 de septiembre de 1917 en Polygon Wood, durante la Batalla de Passchendaele. Que su nombre y el de todos aquellos que se perdieron en el abismo de la guerra, promuevan nuestros más profundos deseos y esperanzas de paz, para hacer del mundo una vivienda cada vez más digna para toda la humanidad.


Para 1917, durante la Primera Guerra Mundial, las tropas británicas, canadienses, australianas y francesas habían conseguido varios éxitos en las batallas de Arras (9 de abril – 16 de mayo, 1917) y Messines (7–14 de junio de 1917). Aún con ello, la situación no era muy favorable: los submarinos alemanes seguían causando estragos en Gran Bretaña; los italianos no lograban imponerse frente los austro-húngaros; los franceses aún seguían lidiando con los amotinamientos generales surgidos después de la Ofensiva de Nivelle (16 de abril – 9 de mayo de 1917) y finalmente; Rusia estaba al borde del colapso.

Pobre mártir

Ante este panorama, el Mariscal de Campo Sir Douglas Haig buscó asestar un golpe definitivo a las Potencias Centrales, logrando un cambio significativo en el Frente Occidental, mediante una ofensiva a gran escala en Flandes. Haig pensó que podría romper las líneas germanas en Ypres, lo que permitiría tomar el control de las colinas de Passchendaele, avanzar en dirección norte y ocupar las bases de submarinos de Zeebrugge y Oostende.


Otra vez Flandes

Pese a que los franceses abogaban por establecer una política defensiva en el frente, mientras se aguardaba la llegada de los Estados Unidos, era probable que para 1918 Rusia no estuviera en la guerra, permitiéndole a Alemania concentrar un mayor número de fuerzas en el oeste y así romper el frente aliado (Howard, 2002, p. 74). Además, los franceses ya no llevaban la voz cantante desde el fracaso de Neville1; y su desplome dejó a los británicos en la posición de decidir su propia ofensiva (2002 p. 74). Siendo así, el Mariscal de Campo Sir Douglas Haig, al mando de la British Expeditionary Force (BEF)2, veía cómo en sus hombros estaba el resultado de la guerra y que los ejércitos de todo el Imperio Británico estaban bajo su mando.

El mariscal de campo Douglas Haig, “Lord Haig” comandante de la Fuerza Expedicionaria Británica (BEF), 1915-1918. Dominio Público.

Aunque en abril de 1917 Estados Unidos entró en la guerra del lado de los aliados, lo que puede verse como un “soplo de aire” para las cansadas Francia y Gran Bretaña, la presencia militar de este país en Europa no era fuerte. Por ello, Haig tenía pocas esperanzas de que los estadounidenses llegaran a tiempo antes del desplome de Rusia, y en número suficiente como para evitar un desastre (Howard, 2012, p. 74). Por esta razón, en la opinión de Haig, era necesario ejercer presión en el frente occidental, asfixiando a Alemania mediante el desgaste de su ejército 3 y quebrando la voluntad de su pueblo por seguir combatiendo; el lugar para llevar a cabo esta acción fue Flandes, Bélgica, en los viejos campos de batalla de Ypres. 

Ypres era el único reducto belga que se encontraba en manos de los aliados y el único sitio donde el Ejército británico podía actuar sin ser estorbado. Desde este sector se podría generar un importante avance que permitiría despejar la costa belga, avanzar en dirección norte; tomar el control de las colinas de Passchendaele, a unos 15 kilómetros del pueblo de Ypres, el objetivo táctico, desde el cual se dominaba el enlace ferroviario en Roulers; y además estaba la necesidad de conservar el saliente de Ypres, que consumía una gran cantidad de recursos humanos 4 (Hart, 2013, p. 369). Desde allí se podría avanzar y apoderarse de Roulers y sus enlaces ferroviarios5, así como de las bases navales alemanas en Ostende y Zeebrugge en Bélgica, a unos 50 km de la línea aliada, el objetivo estratégico. Esto con el fin de acabar con la amenaza que suponían los submarinos alemanes que de allí partían y cuya guerra submarina sin restricciones empezaba a causar estragos en Gran Bretaña: una idea respaldada, lógicamente, por la marina británica (Howard, 2002, p. 75).


La sombra siniestra de Haig

Haig estaba decidido a atacar en Flandes; por un lado, creía que el éxito en Messinnes 6 había dado cierto impulso a los aliados, lo cual podría repetirse a gran escala en Ypres; y, por otro lado, quería generar un cambio significativo en el frente y demostrar que Gran Bretaña podía ganar la guerra sin el apoyo estadounidense. No obstante, detrás de su figura había una sombra siniestra, puesto que para algunos era el responsable de matanzas sin sentido, como en la Batalla del Somme en 1916, donde fallecieron 300 mil soldados británicos, australianos y neozelandeses (Lozano, 2011, p. 115). De hecho, Lloyd George, primer ministro de Gran Bretaña, temiendo una repetición del holocausto del Somme, se mostró manifiestamente escéptico acerca de los planes de Haig (Howard, 2002, p. 75).

Archivo: La nueva historia ampliada para referencia, lectura e investigación;  Las palabras reales de los mejores historiadores, biógrafos y especialistas del mundo: un sistema completo de historia para todos los usos, que se extiende hasta (14779641951) .jpg
Frente occidental: Messines Ridge. The new Larned History for ready reference, reading and research. 1922

No solo Haig generaba malestar, sino su plan, pues, aunque se capturasen las bases de submarinos, la gran mayoría de ellos partían desde Alemania. Además, toda aquella zona recibía el nombre de Países Bajos por un motivo claro, quedaba por debajo del nivel del mar y el nivel freático estaba tan cerca de la superficie que, si un proyectil removía la tierra, la convertía en barro, lo que hacía de la zona un cenagal. (Stone, 2013, p. 33). Posiblemente, por esta razón, las defensas alemanas no consistían principalmente de trincheras, como en el Somme y Verdún, sino de fortines de hormigón, lo que les permitía a los alemanes defender el sector con menos soldados y resistir mejor el fuego de artillería.

Las causas de la Gran Guerra (1914-1918) “rivalidades que matan”


El plan de ataque

Hubert Gough. Journal «Le Miroir». 1 April 1917.

El V Ejército Británico al mando de Sir Hubert Gough, reforzado en su flanco derecho por un cuerpo del II Ejército de Herbert Plumer y un cuerpo del I Ejército Francés de François Anthoine, atacarían un frente de entre 30 KM y 40 KM al noroeste de Ypres, donde se hallaba el 4° Ejercito Aleman. El plan para hacerlo era bastante sencillo, se realizaría un intenso bombardeo preliminar que destruiría las alambradas y fortines enemigos, abriendo el paso a la infantería y los tanques, quienes atacarían en una serie de ofensivas limitadas que una tras otra, no dejarían tiempo para que alemanes se recuperarán (Hart, 2013). Este era un plan sensato, puesto que los británicos habían acumulado la experiencia suficiente para organizar un bombardeo que debilitaría las defensas alemanas; además, poseían 3091 cañones en el sector, así como millones de proyectiles (Stone, 2013, p. 74).  

Paralelamente, de acuerdo a Hart (2013, p. 370), en Ypres, las defensas alemanas habían sido cuidadosamente elaboradas por un experto alemán en defensa, Fritz von Loßberg, siguiendo los principios de la “defensa en profundidad» 7 . Se establecieron seis posiciones defensivas independientes y tres líneas de defensa, Azul, Negra y Verde, ubicadas a una distancia del frente británico de 900 metros, 2 kilómetros y 3 kilómetros respectivamente, con parapetos y fortines en lugar de las elaboradas trincheras (Stone, 2013, p. 75)

La primera línea (Azul) discurría a lo largo de la colina de Pilckem, donde estaban apostadas algunas compañías de infantería; y en su lado opuesto, se extendía la segunda línea (Negra) con garitas y fortines de hormigón que protegían a las tropas de infantería (Terraine, 1977).  Entre la primera y segunda línea se encontraban más garitas y fortines equipados con ametralladoras pesadas; a esta zona se le llamó “zona de batalla de vanguardia” (Stone, 2013, p. 75). Y a un kilómetro y medio, se encontraba otro sistema defensivo, donde aguardaban los batallones de refresco (Stone, 2013, p. 75). La tercera línea (Verde), se encontraba a otro kilómetro y medio: la “zona de batalla”. donde debía ocurrir la batalla decisiva (Stone, 2013, p. 76).

Es importante mencionar que las fortificaciones alemanas estaban dispuestas de tal forma que pudieran atrapar a las tropas británicas con el fuego cruzado de ametralladoras. Además, se dispusieron alambradas espesas para cubrir los huecos existentes, ralentizando y frenando los ataques; y dejando a los supervivientes expuestos a los contraataques de la infantería alemana que se encontraba lejos del alcance de la artillería británica (Hart, 2013, p. 334). Igualmente, los alemanes tampoco escatimaron en artillería, con un aproximado de 1500 cañones ocultos tras la meseta de Gheluvelt (Hart, 2013)

File:German defences east of Ypres mid-1917.jpg
La primera línea británica y las defensas alemanas en la zona este de Ypres, a mediados de 1917.

 El ataque

A mediados de julio, los británicos iniciaron un intenso bombardeo de artillería sobre los alemanes que buscó destruir las baterías enemigas, fortines, etc., y que se prolongó por dos semanas; se dispararon entre 3.5 y 4.5 millones de proyectiles (Stone, 2013).  Al respecto, el artillero alemán Gerhard Gurther, (Hart, 2013, p. 371) relató lo siguiente:

La oscuridad se alterna con una luz tan brillante como la del día. La tierra tiembla, parece gelatina. Las bengalas iluminan el cielo con su luz […] y hacen que los elevados troncos proyecten sombras […] raras. Y permanecemos agachados entre montañas de municiones (con el agua hasta las rodillas), y disparamos y disparamos, mientras a nuestro alrededor no paran de caer bombas en el lodo. Sacuden nuestra posición, arrancan árboles de raíz, arrasan casas. Parece que hayamos salido de un baño de lodo. Sudamos […], el cañón arde […] y solo se oye la misma orden ¡Fuego! ¡Fuego! ¡Fuego!

Sin embargo, el bombardeo preliminar no fue exitoso, puesto que un gran número de objetivos no fueron destruidos, como los fortines, y los cañones tras la meseta de Gheluvelt (Stone, 2013). Además, había frustrado toda sorpresa, sin contar que la resistencia del enemigo estaba mucho más adentro de las líneas y era mucho más obstinada de lo que se pensaba (Howard, 2012, p. 75)

Dos semanas después, el 31 de julio de 1917, a las 3:50 de la mañana, la infantería aliada atacó las posiciones alemanas sobre Pilckem, al norte de Ypres; y las colinas de Gheluvelt al sureste, en dirección a Menin (Hart, 2013). Los británicos y franceses obtuvieron un éxito desigual, rebasaron los sistemas defensivos de Pilckem y Bellewaarde y ocuparon la primera línea germana. Pero fueron detenidos bruscamente en la segunda línea que se extendía a través de la meseta de Gheluvelt por el fuego de ametralladora y de artillería, al final de la jornada habían sufrido aproximadamente 33 mil bajas y los alemanes 30 mil (Hart, 2013, p. 374-375).

¿Fue el Panther el primer MBT?

El V Ejército Británico al mando de Sir Hubert Gough, reforzado en su flanco derecho por un cuerpo del II Ejército de Herbert Plumer y un cuerpo del I Ejército Francés de François Anthoine, atacarían un frente de 30 KM al noroeste de Ypres. Disposición general de las tropas el 31 de julio de 1917.History Department of the US Military Academy West Point – A Short Military History of World War I – Atlas

El deseo de Gough por maximizar las ganancias del primer día hizo que sus tropas se sobre-extendiesen y fueran más vulnerables a los contraataques alemanes, ya que se les había dejado sin la cobertura que les ofrecía la artillería (Hart, 2013, p. 375). Además, la concentración de la artillería alemana en Gheluvelt no fue alcanzada por el bombardeo preliminar y sus bombas hicieron pedazos a los hombres. Esto sin contar que los tanques, quienes debían apoyar a las tropas, se quedaron atascados en el fango y fueron destruidos; de cuarenta y ocho tanques, solo uno sobrevivió 8 (Hart, 2013).


Lluvia y barro

El ataque había cumplido objetivos dispares, aunque se capturó Pilckem, el fracaso en Gheluvelt impedía capturar la carretera de Menin, además, las grandes pérdidas y las pocas alternativas habían dejado claro que avanzar rápidamente hacia Passchendaele era una idea descabellada, aquella iba a ser otra larga y ardua batalla de desgaste (Hart, 2013).

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Tanto Haig y Gough tenían la intención de continuar la ofensiva el 2 de agosto, pero la lluvia, que inició  el primer día de la batalla y la cual persistió hasta mediados de agosto, sumado a los bombardeos, que habían destruido el drenaje y fragmentado el suelo arcilloso 9 transformó el campo de batalla en un enorme lodazal que produjo un espeso barro que obstruyó los rifles y por el que soldados, caballos y tanques no podían transitar, llevando  a que se abortase el ataque (Hart, 2013). Al respecto del panorama, un sargento de ambulancia relata:

Necesitamos seis hombres para cada camilla, pues dos de ellos se dedican únicamente a ayudar a sacar a los demás de los agujeros; en algunos lugares, el barro nos llega hasta la cintura. Han bastado un par de días… para que incluso los hombres más fuertes estén al límite de sus fuerzas

(Stone, 2013, pp. 76-77)

Para los alemanes la situación no era muy diferente, encerrados en sus fríos fortines con constantes ataques de granadas y artillería.

 THE BATTLE OF PASSCHENDAELE, JULY-NOVEMBER 1917© IWM Q 5731

Las divisiones británicas, exhaustas, tuvieron que ser relevadas, pero estas últimas quedaron expuestas al fuego de artillería, los alemanes empezaron a bombardear continuamente a las divisiones de asalto británicas delante de Gheluvelt, y para cuando se reanudó el ataque, estaban destrozadas. Además, el tiempo que se detuvo la ofensiva permitió a los alemanes traer sus reservas y reforzar sus defensas (Hart, 2013). Siendo así, el 10, 16 y 22 de agosto los británicos llevaron a cabo varios ataques que obtuvieron pequeñas ganancias territoriales y objetivos dispares a un alto costo10; la campaña británica en Ypres se caracterizó por desesperados asaltos y demoledores contraataques alemanes (Hart, 2013).

Gough no supo entender que la ofensiva debió detenerse, seguía decidido en concentrar sus fuerzas para superar los obstáculos; sin embargo, estaba tan confundido como los mismos soldados británicos frente a las circunstancias que no podía controlar, pues era evidente que no se podía capturar Gheluvelt sin reducir las líneas alemanes y fortificaciones interconectadas que cruzaban la meseta (Hart, 2013, p. 377). Así, pues, Douglas Haig, viendo la incapacidad de Gough por tomar Gheluvelt, optó por reemplazarlo con el general Herbert Plumer, quien había mostrado su dominio de la táctica “morder y soltar” en Messines (2013, p. 377).


“Morder y soltar”

Herbert Plumer, 1917. Dominio Público

Plumer, quien había comandado la ofensiva en Messines, era un tipo prudente y meticuloso que prestaba atención a cualquier detalle, además era partidario de pequeños ataques concentrados y limitados de infantería con el apoyo de tanques y artillería, “Morder y soltar”, en vez de ataques masivos sobre el frente. Básicamente, durante la ofensiva, antes de seguir adelante y adentrarse en el terreno que escapaba a la capacidad de la artillería, las tropas debían conformase con tomar el objetivo inicial y consolidar su posición, los alemanes, a su vez, se concentrarían en inútiles contraataques sobre una posición afianzada y respaldada por ametralladoras y artillería (Stone, 2013).  Además, Plumer instruyó a sus hombres para que actuaran de forma más flexible en los ataques, de en vez de promover líneas rígidas de ataques que resultaban inútiles (Hart, 2013)

Para septiembre, Plumer reestructuró a sus hombres y convenció a Haig de enviar al frente todas las piezas de artillería capaces de destruir reductos y fortines alemanes 11. Planeaba atacar Gheluvelt en una ofensiva de cuatro etapas sucesivas, cada una de seis días, que permitiesen consolidar los avances y darle tiempo a la artillería de movilizarse para ofrecer apoyo; entonces y solo entonces, se intentaría tomar Passchendaele (Hart, 2013). Mientras Plumer se preparaba, se realizaron pequeños ataques, generalmente infructuosos, probando la solidez de las defensas alemanas y sus puntos débiles, y para el 20 de septiembre se fijó la fecha para un nuevo ataque.

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Menin Road, Polygon Wood y Broodseinde.

Plumer resultó ser un general con suerte, puesto que en septiembre el tiempo empezó a mejorar, las lluvias se detuvieron, el cielo se despejó y el sol empezó a secar la tierra. Esto resultó ser muy benéfico para la Real Artillería, que abrió fuego el 20 de septiembre a las 05: 40 a lo largo de la cresta de Gheluvelt, mientras el Real Cuerpo Aéreo mantenía el control del aire, para que así los observadores alemanes no pudieran informar de los movimientos de tropas y artillería (Hart, 2013). Cuando los hombres del II y V Ejército se lanzaron al ataque en un frente de 10 Km, contra los alemanes que se hallaban en la carretera de Menin (Batalla de Menin Road), fueron capaces de seguir adelante según lo planeado y, pese a que algunos fortines no caían y que hubo desastres localizados, al final de la mañana se había avanzado 1.5 kilómetros y todos los objetivos habían sido capturados 12(Hart, 2013).

Plumer decidió seguir el plan al pie de la letra y detuvo la ofensiva para que las tropas consolidaran sus posiciones y se reposicionara la artillería 13. La siguiente fase del ataque fue fijada para el 26 de agosto, el objetivo: el bosque de Polygon, posición que afianzaría el flanco derecho del futuro asalto a Passchendaele.

Camilleros luchan en el barro para llevar a un hombre herido a Boesinghe el 1 de agosto. La mirada de desesperación agonizante en los rostros de los hombres ha hecho de esta imagen el mejor ejemplo para indicar las terribles condiciones en el frente occidental. Imperial War Museum: Dominio público.

Tras seis días de preparativos 14 el 26, a las 5:50, la artillería británica lanzó cinco descargas sobre las posiciones alemanas en Polygon Wood (Batalla de Polygon Wood) tras las cuales tropas británicas, australianas y neozelandesas (I y II cuerpo del ANZAC) del II Ejército iniciaron su asalto con líneas de escaramuzas, seguido de un ataque en profundidad con apoyo de fuego de artillería; gran parte del bosque fue destruido por los proyectiles y granadas (Víctor, 2017).  En tan solo una hora los objetivos fueron alcanzados, los alemanes llevaron a cabo contraataques que abrieron las líneas del frente, pero fueron repelidos (Hart, 2013). Al final del ataque las fuerzas británicas habían sufrido 12.500 bajas (2013).

A pesar de todos los refuerzos de hormigón, nuestras construcciones parecían más o menos indefensas ante las cargas de la artillería enemiga. En algunos puntos ya no mostraban la solidez que, junto con mis comandantes, tanto había esperado. El enemigo había conseguido adaptarse a nuestro método que consistía en utilizar divisiones exclusivamente de contraataque. Ya no lanzaba ataques con objetivos ilimitados, como los emprendidos por el general Nivelle en la batalla del Aisne-Champaña 15. En aquellos momentos estaba preparado para recibir nuestros contraataques y repelerlos, cosa que conseguía limitando sus acciones de consolidación del terreno conquistado. En cierto sentido, desde luego, esto nos iba muy bien. Yo mismo estaba sometido a terribles presiones. En el oeste el estado de las cosas parecía impedir que ejecutáramos nuestros planes en otros lugares. Nuestras pérdidas habían sido tan elevadas que levantaban muchos recelos, pues habían excedido nuestras expectativas.

(Ludendorff, 1919, p. 480)
File:George Edmund Butler - The Butte, Polygon Wood.jpeg
The Butte, Polygon Wood.George Edmund Butler: Archives New Zealand. numero NCWA 538 codigo R22498153

Los ataques sucesivos de Plumer estaban rindiendo frutos, razón por la cual, animado por Haig, ordenó el asalto sobre las colinas de Broodseinde y los espolones de Zonnebeke y Gravenstafel el 4 de octubre, con la intención de completar la captura de la meseta de Gheluvelt (Hart, 2013). Se lanzaron dos divisiones del I cuerpo de Anzac. Pero curiosamente estas se vieron sorprendidas por alemanes que habían ocupado posiciones en tierra de nadie como parte de su propia ofensiva, tras la sorpresa y breves combates, los alemanes se replegaron (Victor, 2017). La batalla de las colinas de Broodseinde se selló con la victoria británica, claro está, con varios contratiempos y con 25 mil bajas 16 (Hart, 2013). Ludendorff se vio obligado a reconocer “La ofensiva enemiga ha tenido éxito, lo que prueba la superioridad del ataque sobre la defensa”.


Un infierno de barro

Yo morí en el infierno, ellos lo llamaron Passchendaele. Siegfried Sassoon.

La táctica “Morder y soltar” había conseguido su objetivo: capturar la colina de Gheluvelt. Pero, las desventajas de esta guerra de desgaste empezaban a aparecer; por un lado, la táctica de Plumer tomaba un tiempo mayor y su alcance limitado no permitía rebasar y capturar un número considerable de baterías alemanas, por lo que siempre eran una amenaza (Hart, 2013, p. 381).  Por otro lado, el tiempo se agotaba y la ofensiva se había extendido, era evidentemente que los puertos de Zeebrugge y Ostende ya estaban fuera del alcance británico, sin contar que las fuerzas francesas, italianas y rusas estaban al borde del colapso (2013). Por esta razón Haig decidió que era necesario completar la conquista de Passchendaele, para que sus tropas ocuparan una posición sólida durante el invierno.

El ataque del 4 octubre había permitido establecer una saliente sobre en el frente, al sudoeste de Passchendaele, y la cual había que explotar. Por esta razón, se planeó una ofensiva sobre Poelcapelle para el 10. No obstante, mientras se preparaba la ofensiva, empezó a llover, creando de nuevo un cenagal intransitable y de poca estabilidad. Los cañones británicos perdieron toda precisión y los alemanes, desde posiciones elevadas, recuperaron su papel decisivo en la campaña, además, los aviones del Real Cuerpo Aéreo pocas veces podían volar y cuando lo hacían, la baja visibilidad les impidió cumplir su misión (Hart, 2013). 

Un tanque Mark I atascado y abandonado en el barro en algún lugar de Flandes. Library and Archives Canadá.

Passchendaele se convirtió en un infierno en la tierra para todos quienes combatieron allí y, con el tiempo, en el símbolo del horror de la guerra; tal y como relata el teniente Richard Dixon (Hart, 2013, p. 383), oficial de observación de la XIV Batería, de la Real Guarnición de Artillería:

Alrededor nuestro todo era muerte, cadáveres de amigos y de enemigos, unos dentro y otros fuera de los cráteres de bomba inundados de agua. Sus manos y sus botas asomaban en medio del lodo. Tenían los rostros demacrados, y sus ojos clavaban en nosotros la mirada, una mirada ausente, desde sus lechos de barro; sus protuberancias, en estado de descomposición, sobresalían obscenamente entre el fango con el que las explosiones habían cubierto sus cuerpos. Los cráneos nos sonreían macabramente; la peste que nos rodeaba era increíble. Esos cadáveres nunca fueron enterrados, pues nos resultó imposible recuperarlos. Muchos de ellos llevaban allí semanas, e incluso meses; acabarían pudriéndose y desintegrándose vergonzosamente en aquella mugre hasta convertirse en parte integral de ella para abonar los campos de cultivo de una futura Bélgica en tiempos de paz. El horror reinaba por todas partes

Los británicos estaban atrapados en las faldas de la colina de Passchendaele, solo podían avanzar o retirarse; era todo o nada. El ataque sobre Poelcapelle se adelantó para el 9 de octubre, a pesar de que llovía fuertemente. Haig no estaba dispuesto a cancelar el ataque, puesto que buscaba aprovechar el agotamiento de los alemanes, por lo que trasladó las divisiones de refresco al frente, así como municiones, y se dispuso a atacar, el resultado fue una carnicería total 17(Hart ,2013, p. 383).

File:Second Battle of Passchendaele - Bunker Survey (colour).jpg
Soldados canadienses inspeccionan un búnker alemán destruido.Noviembre de 1917. Fuente fuente original desconocida. Publicado en Passchendaele 1917: La historia de los caídos, por Frank Bostyn y Jan Van Der Fraeden.

Primera Batalla de Passchendaele

“Esto no era vida. Era un sufrimiento indescriptible” General Erich Ludendorff, alto mando alemán.

Cuando los combates casi tocaban a su fin, un oficial del Estado Mayor que visitaba a las tropas británicas en Passchendaele, conforme se aproximaba, no pudo contener las lágrimas y preguntó al chófer: “¿Ahí enviamos a los hombres?” (Stone, 2013, p. 77). En Passchendaele el escenario era dantesco:

Un profundo suelo arcilloso, rasgado por las granadas y empapado por la lluvia, se convirtió en una sucesión de grandes lagunas fangosas donde se arriesgaba a morir ahogado […] en varias ocasiones se perdieron así tanto hombres como animales de carga .

(Douglas Haig, como se cita en Víctor, 2017)
Un equipo de mulas del 1er Cuerpo de Anzac atrapado en el barro en Potijze Farm.© IWM E(AUS) 962

No obstante, pese a las grandes pérdidas con pequeñas ganancias territoriales, Haig decidió proseguir hacia Passchendaele; creía erróneamente que las líneas alemanas estaban al borde del colapso, una opinión similar que sostuvo en el punto álgido de la ofensiva de Somme un año antes. Siendo así, resolvió continuar la ofensiva sobre Passchendaele el 12 de octubre 18 y esta quedó bajo la responsabilidad de unidades del I y el II Cuerpo del ANZAC con apoyo del V Ejército y, pese a que los cuerpos de la ANZAC avanzaron poderosamente, el ataque supuso un rotundo fracaso que trajo tras de sí 13 mil bajas 19(Hart, 2013). El fracaso supuso que se decidiera posponer cualquier ataque hasta que las condiciones meteorológicas fueran favorables.

El frente se mantuvo inactivo por varios días y los I y II Cuerpos del ANZAC, exhaustos, fueron relevados del frente y reemplazados por el recién llegado Cuerpo Canadiense al mando del general Sir Arthur Currie (Hart, 2013).

El valor histórico de Erwin Rommel a nivel táctico, operacional y estratégico

File:Morning a Passchendaele. Frank Hurley.jpg
Morning a Passchendaele. Frank Hurley. 12 de octubre de 1917. Esta imagen es de origen australiano y ahora está en el dominio público porque su plazo de copyright ha expirado. Según el Consejo Australiano de Derecho de Autor (ACC) , la hoja de información del ACC G023v17 (Duración del derecho de autor) (Agosto 2014)

Segunda Batalla de Passchendaele

El 26 de octubre inició la segunda batalla de Passchendaele 20 el Cuerpo Canadiense logró avanzar quinientos metros a través de las colinas, pero el V Ejército británico no tuvo éxito en Houthulst, razón por la cual, la ofensiva se repitió el 30 de octubre y los canadienses, mediante un ataque bien organizado y encarnizados combates, lograron un pequeño avance, lo que permitió que el 2 de noviembre rompieran las líneas alemanas al noroeste de Passchendaele, asegurando terreno alto (Hart, 2013, p. 385). Así, el ataque final se llevó a cabo el 6 de noviembre, en el cual, en solo tres horas se logró capturar Passchendaele; empero, el 10 se lanzó un último ataque para tomar las colinas que estaban al norte del pueblo, para así asegurar la posición del frente, dando por concluida la Batalla de Passchendaele.

Soldados de la 4ª División australiana en Chateau Wood, cerca de Hooge en el saliente de Ypres, el 29 de octubre de 1917. El primer soldado es el artillero James Fulton y el segundo soldado es el teniente Anthony Devine. Los hombres pertenecen a una batería de la Décima Brigada de Artillería de Campo. Australian War Memorial: E01220.

Los objetivos

“Barro y Sangre, barro y sangre. No pueden pensar en nada mejor” Lloyd George. Primer ministro británico.

Aquella agonía acabó por fin el 10 de noviembre de 1917, en Londres, Lloyd George exclamó: “Barro y sangre, barro y sangre. No pueden pensar en nada mejor” (Lozano, 2011, p. 171). Ambos bandos eran conscientes de que habían librado batallas atroces y encarnizadas y cuyo precio fue extremadamente alto: los británicos tuvieron aproximadamente 275 mil bajas y los alemanes, por su parte, unas 200 mil (Hart, 2013, p.  386). Los británicos avanzaron cerca de 8 kilómetros y capturaron su objetivo táctico menor, Passchendaele; pero no lograron hacerse con los objetivos estratégicos más ambiciosos, apoderarse de Roulers con sus enlaces ferroviarios o liberar los puertos belgas de Ostende y Zeebrugge; esto último era prácticamente imposible de conseguirse sin el derrumbamiento del Ejército alemán (Hart, 2013, p. 386).

Es cierto que la toma de Passchendaele permitió a los británicos quedar menos expuestos al fuego de la artillería alemana y dominar la mayor parte de la colina, pero el saliente de Ypres se había agrandado en beneficio de los alemanes (Lozano, 2011). Ahora Passchendaele se encontraba tan sólo a 9 kilómetros de Ypres, todos sabían que habría que evacuar la zona si los alemanes lanzaban una contraofensiva de consideración, Haig reconoció ante William Robertson (Jefe del Estado Mayor Imperial) que la situación sería insostenible (Stone, 2013).

Archivo: A003674-v8.jpg
Un equipo de cañoneros limpiando la recámara de un obús de ferrocarril de 12 pulgadas, montado en un vagón pesado, noviembre de 1917. Dominio público.

Incluso, si valoramos a Passchendaele únicamente como batalla de desgaste, esta fue un fracaso, puesto que Haig perdió tres hombres por cada dos alemanes (Lozano, 2011, p. 171). Además, aunque el pueblo alemán estaba sufriendo las consecuencias de la guerra de desgaste y estaba harto del conflicto, Alemania, como nación, seguía en pie de lucha; Haig se equivocó, los alemanes no se vinieron abajo a finales del verano de 1917 (Hart, 2013).

Sin embargo, es evidente que Haig logró distraer una cantidad considerable de recursos alemanes, que, de otra forma, pudieron ser utilizados contra los tambaleantes aliados de Gran Bretaña, ese era el precio de una guerra de alianzas: abandonar a su suerte al aliado significaba perderlo todo (Hart, 2013, p. 386). Además, sus miedos fueron perfectamente ilustrados con la caída de Rusia en 1917, lo que permitió a los alemanes concentrar sus fuerzas en el Frente Occidental en 1918 (2013)

Pero Passchendaele costó más que vidas, la tercera ofensiva de Ypres hizo más por desanimar a las clases instruidas británicas que cualquier escrito de Lenin (Stone, 2013, p. 76).  Siendo así, el pueblo británico asumió que los generales eran demasiado estúpidos para analizar los pronósticos del tiempo y, cuando las mujeres comprendieron que sus maridos e hijos fallecían en la degradación y el anonimato, no dejaban de referirse a Passchendaele (Lozano, 2011, p. 171)

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Canadienses heridos en camino al puesto de ayuda durante la Batalla de Passchendaele. William Rider-Rider – Esta imagen está disponible en Library and Archives Canadá con el número de referencia de reproducción PA-002140

Finalmente, la tercera batalla de Ypres o Batalla de Passchendaele vio cómo el Ejército Británico desarrolló un método mortalmente eficaz de conquista paso a paso, basado en el gran poderío de los cañones, tanques y aviones y el cual estimuló a los británicos a lanzar la operación que dio lugar a la Batalla de Cambrai (Hart, 2013). Empero, Cambrai ofreció más argumentos a los detractores de Haig, cuyo objetivo era probar a gran escala las nuevas técnicas británicas construidas en base a la cooperación de la infantería, artillería y tanques 21 (Howard, 2002).

La defensa del fuerte Vaux. «Las Termópilas de occidente»


Bibliografía

  • Connelly, M.; Goebel, S. (2018). Ypres. Oxford: Oxford University Press.
  • Hart, P. (2013). La Gran Guerra. Titivillus.
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  • Howard, M. (2002). La Primera Guerra Mundial. Titivillus.
  • LoCicero, M. S. (2011). A Moonlight Massacre: The Night Operation on the Passchendaele Ridge, 2nd December 1917. etheses.bham.ac.uk (PhD thesis). Birmingham: University of Birmingham.
  • Lozano, A. (2011). Breve Historia de la Primera Guerra Mundial. (JeSsE, Ed.)
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Licenciado en Ciencias Sociales, docente de Historia en la educación básica primaria y secundaria, y educación media en Colombia. Editor y redactor en Guerra Total.

Notas al final

  1. La Ofensiva de Nivelle, llevada a cabo entre abril y mayo de 1917, comandada por Robert Nivelle, fue un ataque francés que buscó romper las líneas alemanas entre las localidades de Soissons y Reims (Hernández, 2007). El ataque fue rechazado por los alemanes, quienes sufrieron 163 mil bajas y causaron 187 mil en las tropas francesas. Luego de esta ofensiva, casi todos los soldados franceses partícipes se encontraban en un enorme descontento. Pero no solo era por el frío, el calor, el hambre, la sed o las balas de los ‘boches’, el problema radicó en las pésimas decisiones tomadas por militares como Nivelle, quien fue sustituido (2007). El descontento llevó al amotinamiento de aproximadamente 35 mil hombres en el Ejército Francés (Hernández, 2007).
  2. Fuerza militar de contingencia británica que se desplegó en Europa continental al inicio de la guerra. Es importante aclarar que, en diciembre de 1914, las fuerzas británicas en Europa se dividieron en el Primer y Segundo ejército y, más tarde, en el tercero, el cuarto y el quinto. No obstante, el término BEF permaneció como el nombre de los ejércitos británicos en Francia y Flandes durante toda la guerra.
  3. “En Londres también preocupaba la idea de Haig de ganar la guerra de un solo golpe y el jefe del Estado Mayor Imperial, William Robertson, prefería proseguir con ataques limitados. Haig lanzó la batalla de Passchendaele (o tercera batalla de Ypres) porque estaba seguro de que Alemania sufría una escasez de reservas y estaba a punto del colapso” (Lozano, 2011, p. 168).
  4. Si los alemanes capturaban Ypres, podrían amenazar los puertos del Canal de la Mancha y con ello poner en peligro las rutas de suministro (Stone, 2013). Además, la defensa de Ypres no era sencilla, cobrándose siete mil vidas en acciones cotidianas semanalmente (2013).
  5. La principal ruta de suministro del 4.º Ejército alemán.
  6. El 7 de junio de 1917, el Ejército Británico, comandado por Herbert Plumer, atacó la sierra de Messines al sur de Ypres, “con objetivos limitados, absoluta sorpresa y soporte masivo de la artillería demostró ser uno de los mayores éxitos tácticos de la guerra” (Howard, 2002, p. 75). Antes del ataque se dispararon 3,5 millones de proyectiles y las líneas del frente alemán fueron destruidas por medio millón de kilos de minas de gran potencia explosiva (Howard, 2002, p. 75). La Batalla de Messines se convirtió en el preludio de la Tercera Batalla de Ypres o Batalla de Passchendaele.
  7. Consistió en formar varias líneas defensivas consecutivas en lugar de colocar una línea única muy fuerte..
  8. En el flanco derecho los británicos subieron hacia Pilckem, pasando por Steenbeek, con el objetivo de capturar Saint-Julien (Hart, 2013). En esta localidad encontraron cada vez más resistencia proveniente de los fortines, el II Cuerpo del V Ejército británico se topó con el principal núcleo de concentración defensiva alemana sobre Gheluvelt-Langemarck y a las 5: 00 la artillería enemiga atacó, además, en la oscuridad, varias unidades británicas se perdieron y al amanecer estaban atacando sectores muy dispersos; sin embargo, se pudo ocupar la primera línea germana (2013). En el flanco izquierdo, los franceses (I Cuerpo francés) junto a las divisiones británicas (la División de Guardias del V Ejército y la División 38ª, del XIV Cuerpo) habían logrado rebasar los sistemas defensivos alemanes que incluían las colinas de Pilckem y Belleweaarde (Hart, 2013). Finalmente, en la meseta de Gheluvelt, los británicos se aglutinaron y fueron parados en seco a escasos metros del blanco por el fuego de artillería, de ametralladoras y los contrataques alemanes.
  9. “En semejantes circunstancias, el traslado de cañones y de millones de bombas se convirtió en una labor extenuante; encontrar posiciones adecuadas para los cañones resultaba prácticamente imposible; y lo peor de todo era que el mal tiempo impedía llevar a cabo las misiones aéreas de reconocimiento fotográfico y de observación de artillería tan necesarias para utilizar debidamente los cañones” (Hart, 2013, p. 375).
  10. En Langemarck, el II Cuerpo del V Ejército llevó a cabo un ataque por etapas sobre Menin hacia la Línea Verde, entre Polygon Wood y Langemarck, pero los contrataques alemanes hicieron que los británicos volvieran a sus posiciones iniciales. La 56ª División logró expulsar a los alemanes de Glencorse Wood y avanzó hacia Polygon Wood. En Hanebeek, se logró capturar varios puentes hasta tomar Zonnebeck. La XVI División irlandesa también logró un avance significativo que llegó hasta Potsdam, pero se detuvo por el intenso fuego de artillería. La XLVIII División logró capturar St. Julien, la cual fue fortificada, permitiéndole detener un contraataque alemán. La XI División casi alcanza Langemarck, pero fue repelida por fuego de ametralladoras. Más tarde, la XX División del XIV Cuerpo capturó Langemarck, además de Wilhelmstellung. Los alemanes llevaron a cabo varios contrataques, pero fueron repelidos. En el flanco izquierdo se capturó Steenbeek y Langemarck, pero en el derecho la ofensiva fue detenida en seco.
  11. Preveía la alienación de 1295 cañones, 575 esenciales y el transporte de miles de proyectiles mediante líneas ferroviarias con pequeños trenes Decauville (Hart, 2013, p. 378).
  12. Aun así, Menin Road no supuso una hazaña importante, sino el hecho de que Plumer capturó con éxito los objetivos que meses atrás habían costado inútilmente la vida de cientos de hombres (Hart, 2013). Sin embargo, los alemanes también hicieron uso del fuego masivo de artillería y, de hecho, a pesar de la victoria, los británicos sufrieron 21 mil bajas (Hart, 2013).
  13. Los alemanes también tuvieron sufrieron lo suyo, pues las nuevas mejoras tácticas ofensivas de los británicos les resultaban inquietantes (Hart, 2013, p. 377).
  14. Los ingenieros británicos construyeron carreteras hasta la posición en el frente, facilitando así el traslado de la artillería.
  15. Probablemente esta cita hace referencia a la Ofensiva Neville, puesto que buscó romper las defensas alemanas en el frente de Aisne, apoyada por ataques coordinados en la región de Champaña .
  16. Los alemanes podían hacer poco ante las tácticas inspiradas en los principios de profundidad, como reforzar la línea de defensa con tropas y ametralladores mientras se organizaba la artillería para nuevos contraataques. Este experimento resultó ser un desastre y Ludendorff ordenó reajustar el frente solo con tropas imprescindibles, confiando en las alambradas y artillería para impedir el avance británico (Hart, 2013).
  17. Las Brigadas 146ª y 148ª tenían que cruzar el canal de Ravebeek y asegurar el flanco izquierdo de la ofensiva, pero se toparon con un potente fuego de ametralladora que los obligó a atrincherarse en el barro y cráteres, además se encontraron con que los ataques de artillería no habían destruido las alambradas. En el flanco central, la 198ª Brigada, luego de capturar la línea defensiva en Waterfields, que había sido abandonada al inundarse, se encontró con fuego de ametralladora que le impidió avanzar. En el flanco derecho, la 197ª Brigada avanzó hacia Roulers, pero su avance fue detenido por las ametralladoras y artillería alemanas. Por esta razón, sumado a que la 198ª no pudo avanzar para para proteger el flanco izquierdo de la 197ª, se dio la orden de replegarse (Victor, 2017). “Se pudo avanzar un poco hacia la fortaleza alemana del bosque de Houthulst, pero en términos generales la batalla de Poelcapelle fue un absoluto desastre” (Hart, 2013, p. 384)
  18. Debido a que el objetivo de la ofensiva era ocupar las colinas de Passchendaele, esta batalla se conoce como la Primera Batalla de Passchendaele (12 de octubre de 1917). No obstante, esta batalla, junto a la Segunda Batalla de Passchendaele (26 de octubre al 10 de noviembre de 1917), que representó el punto de culminación de la ofensiva en Ypres, parten de una sola ofensiva que se conoce como la Tercera Batalla de Ypres (el 31 de julio al 10 de noviembre de 1917). Empero, la Tercera Batalla de Ypres en su totalidad, llamada así por el control de las carreteras al sur y al este de la ciudad belga de Ypres, también es conocida como la Batalla de Pascchendeale por el objetivo táctico próximo a capturar: la localidad de Passchendeale.
  19. Las lluvias habían convertido el terreno y en un lodazal, por esta razón muy pocas piezas de artillería fueron movilizadas para ofrecer apoyo. Incluso, la noche previa al ataque llovió constantemente y, por si eso fuera poco, a las 5: 00, los cuerpos de la Anzac fueron atacados por la artillería alemana. Empero, el ataque no se pospuso. Pasadas las 5:00, la 3ª División australiana y la División Neozelandesa iniciaron el ataque, los soldados de la Anzac avanzaban poderosamente, pero sufrieron muchas bajas y los contraataques alemanes les obligaron a detenerse y asegurar su posición.
  20. El 24 de octubre el Ejercito Austriaco lanzó una ofensiva en Caporetto que causó el derrumbamiento del Ejercito italiano. Esto obligó a Haig a enviar dos divisiones el 28 de ese mes para apoyar a los italianos.
  21. El 20 de noviembre de 1917 los británicos atacaron y avanzaron 6 kilómetros, los alemanes se vieron sorprendidos y sus fuerzas fueron arrasadas. Todos en Gran Bretaña celebraban a la pronta victoria, pero se precipitaron, dos días después los alemanes recuperaron el terreno perdido a un alto costo (Howard, 2002). A consecuencia, Haig perdió todo crédito en sus acciones y Lloyd George se hizo cargo de las decisiones estratégicas de la guerra (2002).
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