Erwin Rommel: el general que no entendía la Guerra Relámpago

Rommel fue un táctico muy capaz; con una gran capacidad para resolver inconvenientes sobre la marcha, como las acciones de armas entre unidades de combate en enfrentamientos directos. Sin embargo, también vimos algún ejemplo en el que su agresividad y falta de consciencia sobre la coyuntura del frente y los alcances de sus planes, lo llevaron a que se viera, en algunas ocasiones, superado por la situación.

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A su vez, más que en la Primera Guerra Mundial, el imaginario construido en torno a Rommel viene de su participación en la Segunda Guerra Mundial. Allí gracias a la propaganda germana y, principalmente británica, hoy en día es visto por los divulgadores y los aficionados como el gran estratega y uno de los mejores generales de Alemania y, por lo tal, uno de los mejores representantes de la coloquialmente conocida Guerra Relámpago, pero esto no es tan así.

Uno de los hechos que lo han hecho muy conocido, es por su actuar en Francia al mando de la 7 División Panzer, que, para muy pocos, fue la más efectiva de 1940. Pero ello está muy lejos de su real actual en esta campaña. Primero, porque en la campaña de Francia intervinieron 141 divisiones de la Wehrmacht y, segundo, la punta de lanza fue el XIX Cuerpo Panzer del general Heinz Guderian. Así, pese al imaginario del común, la 7ma División no fue la división panzer más efectiva; de hecho, fue la división que tuvo más bajas en la batalla de Francia.

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Y uno de los argumentos más usados para defender dicha afirmación, es que durante esta campaña su avance fue bastante veloz, lo que en parte es cierto. Allí algunos resaltan una particularidad y es que en su momento Rommel cortó constantemente comunicaciones para no ser molestado, lo que hizo que sus superiores e incluso su mismo Estado Mayor, muchas veces no supiesen dónde se encontraba.

Pero ¿esto realmente fue una virtud? La respuesta es no. Lo cierto es que representó un error garrafal que nunca fue bien visto por los demás generales de la Wehrmacht; y que iba en contra de las máximas militares de lo que, coloquialmente, algunos conocen como Guerra Relámpago, aunque la denominación correcta es Guerra de Movimientos.

¿Pero por qué? Para ello debemos explicar brevemente en que consistían estas máximas militares. Aunque este es un tema que explicamos en nuestro artículo sobre la Auftragstaktik, para que la Guerra de Movimientos fuese posible, era necesario el uso de cuatro multiplicadores de poder, concepto del mundo militar que hace referencia a factores que aumentan el poder de combate de una fuerza militar, y que le da una ventaja sobre su enemigo. En el caso alemán, eran cuatro: movilidad, punto focal, autonomía y coordinación.

Nuestro video sobre la Auftragstaktik

El primer multiplicador, la movilidad, permitía a las fuerzas móviles de la Wehrmacht, sostener un ritmo mucho más intenso de combate; mientras que aumentaba la posibilidad de supervivencia de los carros alemanes.

El segundo, el punto focal, concentraba una fuerza mayor desde una clara superioridad en un determinado punto para romper la línea enemiga.

Pero a pesar de que estos dos primeros multiplicadores eran importantes, la verdadera piedra angular del modo alemán de hacer la guerra en la Segunda Guerra Mundial partió de los dos siguientes multiplicadores, sin los que los dos primeros prácticamente resultarían inútiles. Estos son, autonomía y coordinación, los cuales, en conjunto, formaron una red situacional ¿Cómo?

The "Desert Fox" Generalmajor Erwin Rommel at the Western Front. France,  1940, colorized. - 9GAG
Erwin Rommel en el frente occidental. Francia, 1940,

Por un lado, la autonomía como factor multiplicador, la cual viene directamente de la Auftragstaktik o Táctica misión-tipo, permitía a los mandos alemanes de todos los niveles tomar decisiones por su propia cuenta, evitando un proceso rígido paso a paso desde los niveles superiores. Esto, reducida la carga personal en todos los niveles mientras que las decisiones importantes eran ejecutadas mucho más rápidamente que el enemigo.

Es cierto, que se instruía a la oficialidad germana para que aprovechasen las oportunidades que se presentasen en el campo de batalla. Pero no todo termina ahí, pues el oficial alemán debía repartir y extender si o si, junto con las órdenes, la información sobre su propia situación. Así los comandantes superiores amoldaban los planes a las necesidades del campo batalla, evitando así esfuerzos innecesarios y pérdida de recursos.

Todo este entramado era sólo posible gracias a la coordinación. Como bien dijimos, la carga personal de todos los niveles constó de repartir y extender, junto con las órdenes, la información sobre su propia situación. Esto a partir la información transferida gracias a la radio. Con ella se daba una constante actualización del frente desde el nivel más bajo hasta el más superior.

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Desde la constante comunicación entre las tropas germanas, se elaboró una red coordinada sin igual que amplificaba la percepción y la concepción situacional del frente. Además, el gran conjunto de información, que se repartía y extendía desde el nivel táctico hasta el estratégico, permitía que las fuerzas se comunicasen y coordinaran en tiempo real. Así los comandantes de los niveles superiores recibirían un gran número de información que les permitirían tomar decisiones y aplicarlas mucho antes que el comandante enemigo.

¿Pero esto qué tiene que ver con Rommel?  La razón es simple, que Rommel cortase comunicaciones en momentos críticos de la batalla con su estado mayor, así como sus superiores, hacía imposible que los multiplicadores de poder funcionasen efectivamente. Además, su avance en Francia lo dejó en la mitad de la nada sin suministros. Es cierto que se las reparó utilizando depósitos del enemigo, pero confiar en obtener los suministros de tu enemigo, no es planificar o ser audaz, solo es “tirar los dados”. El saber y no a ratos donde se encontraba una división creaba un caldo de cultivo que daba espacio a fallas operacionales; haciendo imposible identificar, analizar y evaluar los riesgos presentes en el teatro de operaciones, creando así vulnerabilidades críticas en el frente.

Pero no solo es eso. Como bien se dijo, es cierto se instruía a la oficialidad germana para que aprovechasen las oportunidades desde una mayor autonomía. Sin embargo, el oficial alemán no debía sobrepasar las directivas que le daban sus superiores. Por ejemplo, si se le daba la directiva de tomar un lado de un puente en un lapso de tiempo, él puede hacerlo de la forma que desee. Pero de allí a pasar a capturar el otro lado del puente, está fuera de sus facultades. Claramente, puede pasar a tomar el lado contrario, si se le da la directiva desde los niveles superiores, donde se están mejor informados de la situación coyuntural del frente. Pero el comandante inferior no posee dicha información; y por lo tal, estaría avanzando a ciegas en caso de ignorar a los niveles superiores.

Y en esto último, Rommel pecó en exceso. En varias ocasiones ignoró las directivas de sus superiores y cargó por su propia cuenta, sin tener idea de lo que le esperaba. Estas insubordinaciones fueron de gran preocupación para los mandos alemanes, como Hermann Hoth, comandante del XV Cuerpo, donde estaba encuadrada la 7 división, y por lo tal, era el superior inmediato de Rommel en Francia

Por ejemplo, para el 16 de mayo de 1940, la 7° división había alcanzado su objetivo asignado en la localidad de Avesnes, donde el plan original requería que se detuviera para esperar nuevas directivas. Pero Rommel lo ignoró y siguió adelante. Pero, aun así, el verdadero problema se dio el 21 de mayo, en Arras.

FIELD MARSHAL ERWIN ROMMEL AND THE GERMAN CAMPAIGN IN FRANCE 17 MAY - 19  JUNE 1940. | Imperial War Museums

La preocupación de los generales alemanes respecto a Rommel no se hizo esperar. La 7ma división llegó a la ciudad de Arras el 20 de mayo. Allí, Hoth, recibió informes sobre la existencia de una importante guarnición británica en un terreno urbano nada favorable para las divisiones blindadas, ya que las calles y las casas limitaban enormemente la movilidad de los tanques.

Y para evitar que se viera afectada la ofensiva alemana, Hoth ordenó evitar la zona para aislar y conseguir el cerco de la guarnición aliada; acción que apoyó Günther von Kluge, comandante del 4to ejército alemán, donde estaba inmersa la fuerza de Hoth, y Gerd von Rundstedt, comandante del Grupo de ejércitos A donde estaba inmersa la fuerza de von Kluge.

Rommel ignoró la orden e hizo que la 7° división girase hacía oeste de Arras, atacando al norte y capturando los cruces sobre el río Scarpe al día siguiente.   Ese mismo día, se llevó a cabo un contrataque británico que puso en aprietos a la 7 División y a elementos de la SS Totenkopf que le estaban adheridos.

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Después de 9 horas de combate, el contrataque fracasó, especialmente gracias a la intervención de la Luftwaffe; así como el desgaste de las fuerzas británicas, gracias a minas e impactos a quemarropa, averías mecánicas y falta de suministros. Sin embargo, dejó un ánimo sombrío en los mandos alemanes y trajo consigo una grave consecuencia que, a largo plazo, fue fatal para los alemanes; siendo esta una de las decisiones más cuestionadas de la guerra: la Orden de Alto. ¿Por qué?

Por un lado, en un momento, Rommel entró en pánico y aseguró que estaba siendo atacado por cinco divisiones y 300 tanques. Esto hizo que los comandantes de niveles superiores pensasen que las fuerzas aliadas eran mayores, cuestionado así la coyuntura de la operación. En realidad, los francos británicos contaban con tan solo dos batallones de infantería, dos Batallones de Infantería Ligera y tres Regimientos de Tanques.

Pero, aun peor, Rommel al ignorar la directiva de Hoth, así como los movimientos que llevó a cabo, muchas veces erráticos y poco precisos con respecto al enemigo de su división para parar el contraataque Aliado, hicieron que el flanco derecho de la invasión quedase expuesto.

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Esta vulnerabilidad, llevó a que el 23 de mayo, Von Kluge, con el apoyo de Von Rundstedt, emitieran una orden de alto a sus fuerzas, que Hitler aprobó el 24 de mayo. El motivo fue la preocupación por la seguridad del flanco.

De hecho, el comandante de Panzergruppe, Ewald von Kleist, percibió una “sería amenaza” en el avance británico en Arras e informó a Franz Halder, (Jefe del Estado Mayor del Alto mando del ejército), que tenía que esperar hasta que la situación se resolviera antes de continuar, ya que si no se resolvía la situación en Arras, se arriesgaba a afrontar futuros contraataques aliados que le serian imposible rechazar, ante el agotamiento de sus propias tropas. Por ello, Von Rundstedt ordenó que la crisis en Arras se restableciera antes de que Von Kleist avanzase.

Pero la acción de Rommel no sólo dejó vulnerable el frente, si no que dificultó notablemente la defensa durante el contrataque. Sus movimientos, hicieron imposible coordinar a la misma 7 división y a la Totenkopf, mientras se entorpecía el actuar de las demás divisiones al no repartir y extender información completa, adecuada y coherente con sus funciones.

Nuestro video sobre Erwin Rommel

El alto del 23-24 de mayo no solo retrasó la campaña, pues, el 24 de mayo, mucho antes de que Hitler aprobase la orden, las fuerzas de Heinz Guderian y Georg-Hans Reinhardt fueron frenadas cuando estaban a 24 kms de Dunkerque. El resultado fue fatal, pues para 1944, las tropas evacuadas volvían a abrir el frente occidental.

Por otra parte, en este momento Rommel era comandante de una división que, para algunos, se encuentra en el nivel táctico y por lo tal, sus funciones son más de contacto directo con las tropas enemigas. Por lo tanto, a Rommel no le correspondía tomar decisiones a nivel de planificación, como cuando decidió lanzarse contra arras, contrario a la orden de Hoth; entorpeciendo aún más la toma de decisiones.

Pero para entender mejor, recordemos aquí algo: los niveles que conforman la guerra. Esto son niveles de mayor a menor: el Político, el Estratégico, el Operacional y el Táctico.

Todos responden a unas determinadas funciones; y son operados desde una visión cada vez más amplia; y están determinados por conductores especializados en su arte.  Por lo tanto, no es algo como que los tácticos, (ejecución), intervengan o despunten con enunciados en las decisiones a nivel operacional, (planeamiento) o a nivel estratégico y político, (dirección de esfuerzos). Pasar por alto esto, es una clara muestra de extralimitaciones.

A favor de Rommel, puede decirse que tuvo un relativo buen desempeño al comandar una división blindada, teniendo en cuenta que era un general de infantería. Sin embargo, su insubordinación y falta de consciencia sobre la coyuntura operacional y los alcances de sus planes, tuvieron serias deficiencias que, generalmente, llevaron a decisiones que definieron negativamente a la campaña.

Pero, muchos seguirán escépticos respecto a este actuar. El relato común suele decir que Rommel y su división tuvo el mejor desempeño en esta campaña. Y lo cierto es que no fue así. De hecho, al final de la campaña Herman Hoth, superior de Rommel, fue consultado por el OKH sobre el rendimiento de este general. Hoth envió un informe diciendo que Rommel sucumbía fácilmente bajo presión y que -quizás- es bueno como jefe de división; pero no está cualificado para un mando superior.

El valor histórico de Erwin Rommel a nivel táctico, operacional y  estratégico - Guerra Total

Por ello, Rommel no fue un buen ejecutor de la Guerra de Movimientos. Y la razón es clara: si se parte de un sistema de combate que basa su éxito en la coordinación, las comunicaciones y un diligente trabajo logístico; pero tú prefieres cortar comunicaciones, mientras no repartes ni extiendes tu información sobre tu situación y complicas de sobre manera a los diferentes niveles, solo hay dos posibilidades: 1- nunca entendiste el sistema o 2- no te importó seguirlo.

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Probablemente hubiese destacado como general británico o francés, donde no había nada parecido a la red situacional que hemos descrito aquí. Pero en el método alemán de hacer la guerra no.  De hecho, este tipo de acciones se volvieron a repetir, como en África y, en vista de ellas, Franz Halder, jefe del ejército, se refirió a Rommel como “el general que se volvió completamente loco”. No obstante, tanto en Francia como en África el favor de Hitler impidió consecuencias de su insubordinación al Alto Mando. De resto, se encargaron los británicos y su propaganda.

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Bibliografía

  • Prieto, M; Threbilcock, A & Vasquez, F, (2021, 3 agosto). El valor histórico de Erwin Rommel a nivel táctico, operacional y estratégico. Guerra Total. https://laguerratotal.com/el-valor-hi…
  • -Robinson, J. (1998). El mito de Rommel. Military Review, Hispano-American: Revista Profesional de Estados Unidos, LXXVIII(3), 50-61.
  • Threbilcock, A & Vasíliev, V. (2021, octubre 23). Los Niveles de la Guerra. Guerra Total. https://laguerratotal.com/los-niveles…
  • VAN CREVELD, M. (1985). LOS ABASTECIMIENTOS EN LA GUERRA (La Logística desde Wallenstein a Patton). España: COLECCION «EDICIONES EJERCITO».
  • Vasíliev, V. (2021, 9 octubre). La verdadera VENTAJA de la Wehrmacht en la WWII: Auftragstaktik o Mando Tipo Misión. Guerra Total. https://laguerratotal.com/la-verdader… –Agradecimientos a Vicente Salcedo y Christian Rosero.

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Licenciado en Ciencias Sociales, docente de Historia en la educación básica primaria y secundaria, y educación media en Colombia. Editor y redactor en Guerra Total.

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